martes, 21 de junio de 2011

El Gringo Bravo de Zamora, y el bombo

El Gringo Bravo de Zamora.
En la Capital Federal, en un local de la calle Cabello, a media cuadra de República de la India, a metros del monumento de los Españoles a la Revolución de Mayo y del Jardín Zoológico, en la parte más elegante del viejo barrio de Palermo, funciona los días viernes una peña folklórica.
Porteños y mucha gente del Norte, sobre todo de Tucumán, radicados o de paso en la ciudad de Buenos Aires, son los concurrentes. Se interpretan y se bailan zambas y chacareras, y no falta tampoco el tango.
Este corresponsal tuvo la ocasión de entrar junto al conocido bombisto Alberto Bravo de Zamora al lugar, quedando impresionado por el recibimiento de la numerosa concurrencia que colmaba el salón.
Al poco tiempo se escucharon insistentes reclamos para que El Gringo, como se lo conoce en Santiago, toque el bombo. Cuando accedió y con sus inseparables palillos empezó a tocar, se hizo un silencio casi religioso y prolongado, durante el tiempo que duró su participación.
Es bueno presenciar el éxito de un vecino nuestro en la ciudad de Buenos Aires, donde dos academias nacionales lo tienen como integrante.
Que Santiago del Estero trascienda por sus valores culturales compensa, de alguna manera, la pobre impresión que tienen en Buenos Aires y en todas las ciudades más modernizadas de la Argentina por la baja calidad institucional de nuestra provincia, sus tasas de mortalidad infantil, y la baja calidad de la educación y la corrupción.

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