viernes, 17 de mayo de 2013

Teatro: Samuel Beckett en la versión de Alfredo Alcón

Por la periodista Judith Gómez, desde Buenos Aires.
La puesta en escena de “Final de partida” de Samuel Beckett (1906-1989), actualmente en cartel en la sala Casacuberta del Teatro San Martín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tiene como protagonista y director a Alfredo Alcón.
La escenografía se presenta como un cuarto en ruinas, en el centro un sillón con Hamm, el amo, Alfredo Alcòn; y Clov, el esclavo, Joaquin Furriel, yendo y viniendo. El amo le pide cosas a su sirviente todo el tiempo, en lo manifiesto; sin embargo en lo profundo es la imperiosa necesidad de que perciba su existencia y, que le hable aunque todo sea parte de un absurdo.
Reducida a la mínima expresión la gestualidad,  Clov y Hamm están encerrados en un círculo vicioso de amo y esclavo. Afuera, según Clov cuando se asoma por las ventanas que están tan altas que requieren de una escalera, la naturaleza los olvidó, las olas son de plomo, el cielo es gris prolongando el cuarto, no hay sol. Sólo encierro y una dinámica perversa que insta a los dos personajes a una interdependencia.
A un costado del escenario, en dos tachos asoman, cada tanto, los padres mutilados de Hamm, a cargo de Roberto Castro y Graciela Araujo: son casi espectros que aportan una cuota de hilaridad y dolor.
La escenografía de Norberto Laino, el vestuario de Mirta Liñeiro, la iluminación de Gonzalo Córdova,  crean un clima de abandono, decadencia y claustrofobia requerido por la obra.
Así es el absurdo del genial Beckett, dialogo sucinto, casi telegráfico, preguntas cuyas respuestas decepcionan o no aciertan y un sinsentido que es el sentido último ya no sólo del teatro, sino de la vida misma; que la decir de su autor: “El final está comprendido en el comienzo y sin embargo uno continúa”.
Alfredo Alcón, Joaquín Furriel, Graciela Araujo y Roberto Castro.

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