"La cuestión del divorcio se ha vuelto especialmente complicada, pues en el mundo occidental se ha derrumbado el pilar legal, inspirado en el cristianismo, que sostenía al matrimonio”, mientras que “el matrimonio civil, en cambio, si bien intenta basar el matrimonio en la naturaleza de las cosas, no siempre logra conocerla. Y lo fundamenta, entonces, en concepciones sujetivas de la relación varón-mujer”. Este fundamento “es necesariamente endeble, y da pie a llamar matrimonio a cualquier fantasía, que en vez de fundamentarlo, lo destruye, expresó el arzobispo emérito de Resistencia, monseñor Carmelo Giaquinta.
Tras señalar que “hoy está de moda llamar matrimonio a cualquier convivencia entre dos personas, así sean del mismo sexo, reconocerla como ‘familia’ y darle el derecho de adoptar hijos”, subrayó que “la concepción del matrimonio que enseña Jesús y las múltiples concepciones de matrimonio de la cultura moderna son irreconciliables”.
Esta situación “plantea el interrogante” de si la Iglesia debe concentrar sus esfuerzos en “frenar el derrumbe de la legislación civil en cuanto todavía defiende rasgos del verdadero matrimonio” o en “instaurar una pastoral más adecuada para los cristianos que quieren contraer matrimonio conforme a su fe”. En este punto, consideró que “habrá que hacer un poco de lo primero, por el peso que la ley tiene en moldear la conciencia de un pueblo. Pero, sobre todo, hemos de hacer lo segundo”, que “nos corresponde a todos, a pastores y a fieles”.
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