jueves, 7 de abril de 2011

Cobos ó una 125 al revés

Por Martín Dinatale, de La Nación de Buenos Aires.
El vicepresidente cuestionó que se haya proclamado a Alfonsín como candidato oficial de la UCR.
Si el rechazo a la resolución 125 del campo liderada por Julio Cobos fue un punto de inflexión para el kirchnerismo y una victoria que en 2008 se anotó la oposición, la reciente decisión del vicepresidente de bajarse de su candidatura presidencial parece ser una 125 al revés. El efecto contrario. En términos pragmáticos: la imagen de una oposición diezmada y enfrentada entre sí que le regala casi todo el terreno a Cristina Kirchner.
Está claro que Cobos venía evaluando esta posibilidad desde hace tiempo porque su imagen no le daba para enfrentar en internas a Ricardo Alfonsín y a Ernesto Sanz. La magia de la 125 ya se le había escurrido de las manos hace tiempo a Cobos. El anuncio de Alfonsín de formalizar su candidatura en la UCR no le había dado mucho margen hacia adentro del partido y temía una derrota segura. Pero la decisión de bajarse de su candidatura responde mucho más que a una cuestión de imagen. Es la cristalización plena de que una oposición que está muy fraccionada y sin posibilidad alguna de presentar propuestas y acuerdos electorales mínimos.
Pocos minutos después de que Cobos anunciara su renuncia a la candidatura en el búnker de Alfonsín había un clima casi de festejo. "Es un hecho que tenía que darse tarde o temprano. La actitud de Cobos fue constructiva", expresó un allegado a Ricardo Alfonsín. Allí evalúan que la sociedad a la larga verá la foto de un radicalismo con un candidato único y con programas de gobierno. Esperan además que Sanz también se baje para las elecciones de 14 de agosto. ¿Se bajará también Sanz en el camino?
El anuncio de la 125 de Cobos pero al revés deja muy mal parada a la oposición. Mejor dicho: representa casi una radiografía de los desentendimientos internos y la falta de capacidad de establecer acuerdos programáticos con una mirada superadora al Gobierno. No beneficia ni siquiera a Macri que está parado en la vereda ideológica de enfrente de Alfonsín pero no puede cerrar acuerdos con sus aliados del peronismo disidente. Además, el desgaste en la gestión de la ciudad de Buenos Aires no le deja margen para pensar en una propuesta para un gobierno nacional.

Alegría kirchnerista

Cobos consideró al bajarse de su candidatura que "lo que tiene que hacer el radicalismo es dejarse hacer tantos actos y formular una propuesta". Un mensaje directo y cristalino de que la UCR no es un conglomerado uniforme detrás de la figura de Alfonsín y que la posibilidad de acuerdos con otros partidos casi es una ilusión.
En la Casa Rosada también había clima de euforia ante la decisión de Cobos. Creen que ahora volverá al llano y quedará como figura decorativa de una vicepresidencia que hace tiempo dejó de tener razón de ser. No es una buena noticia: es una nueva muestra de que las instituciones están acorraladas y que resultan poco entendibles para un mundo en que la democracia requiere de diálogo.
La figura de un vicepresidente sin futuro político y sin diálogo con su propio gobierno no le hace bien a nadie. Sería cínico que el kirchnerismo piense sólo en el corto plazo en este terreno. Pero la realidad a veces supera a la ficción en la Argentina. Esta vez, la ficción quedó desencajada y la imagen de la 125 reapareció en los alrededores de la figura de Cobos, pero jugando totalmente en contra de la oposición.

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