lunes, 11 de mayo de 2009

Orgulloso y avergonzado


Por un viejo peronista
 
Me llama por teléfono Lucho Santillan, viejo amigo de la Invernada y me da la noticia: “Marta Velarde es candidata a diputada nacional en la Ciudad de Buenos Aires por el Acuerdo Cívico y Social que lidera Elisa Carrió”. Luego me cuenta quiénes son los seis primeros: Alfonso Prat Gay, Ricardo Gil Saavedra, Elisa Carrió, Enrique Olivera, Marta Velarde y Rafael Pascual. Me alegré doble, porque está en un lugar salidor y por  integrar la mejor lista del país; no de esta elección, sino de varias elecciones nacionales.
 
Decir que me alegré es poco. Me puse orgulloso como santiagueño y peronista. Es que Martita aparece junto al más prestigioso economista argentino, al fiscal del juicio a las juntas y ex ministro de Justicia, a Lilita, a Enrique Olivera, que estuvo un año de jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y fue el mejor de todos, y a Rafael Pascual, varios años presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. ¿Cuantas décadas hace que un santiagueño logra ese reconocimiento de los porteños y, por ende, de la política nacional?
 
Recuerdo cuando en Red Star habló junto a los dos compañeros radicales en las elecciones del 2005. Ahí se percibió la diferencia entre ella y sus compañeros. Ese día también estuve orgulloso porque mis amigos de la boina blanca siempre se ponían pesados con la mala calidad de nuestros legisladores, fueran provinciales o nacionales, y por cierto hicieron y hacen papelones, pero ningún boina blanca me puede cargar más ante la calidad de los legisladores zamoristas.
 
Marta Velarde, en aquella noche de la proclamación, hizo una sola promesa al pueblo de la provincia de Santiago del Estero. “Seré la voz de Santiago en los grandes debates nacionales, y por encima de todo estarán los intereses de mi provincia”. Y cumplió con el pueblo de Santiago y con el juramento de defender la Constitución Nacional.
 
La doctora Velarde, una de los escasos abogados y abogadas que son doctores en serio (donde no faltan escribanas y abogadas que están en la política con títulos dudosos). Es, además, para los viejos peronistas, una suerte de digna heredera de los ideales populares y nacionales. Es hija y nieta de fundadores del peronismo santiagueño. Su abuelo, histórico dirigente de la Unión Ferroviaria, fue precandidato a diputado nacional en 1946, y le dejó el lugar, para asegurar la unidad del peronismo, a un amigo y vecino que era dirigente de la Fraternidad y que salió electo.
 
Su padre, el doctor Arturo Valentín Velarde,  que formó un hogar ejemplar con  la maestra Irma Ise, fue un hombre que ganó por primera vez por el voto popular la Intendencia de la Ciudad de Santiago del Estero para el peronismo, hasta el golpe militar de 1962. Entre otras iniciativas logró en una visita del Alcalde de París el respaldo para que asesoran a nuestra ciudad en su plan regulador, una iniciativa de modernización y vanguardia notable para la época. En varias oportunidades estuvo al frente del área de Trabajo en la provincia y fue el asesor legal, por mucho tiempo, de la CGT cuando esa organización estaba en lo más alto de su prestigio y era sin duda la columna vertebral del movimiento peronista.
 
Desde ahí promovió el frente que en 1973 con el peronismo y partidos aliados como la Democracia Cristiana, el Partido Intransigente, consagró por segunda vez gobernador de la provincia a Carlos Arturo Juárez, impidiendo que los infiltrados que perturbaron la vida política de provincias vecinas como Córdoba, pudieran hacer lo mismo en Santiago del Estero. Hay coincidencias que ese fue el mejor de los cinco gobernaciones de Carlos Juárez, tal vez porque aún controlaba a su esposa y porque la composición de la Legislatura impedían la hegemonía. De ese gobierno, Arturo Velarde fue ministro de Economía, dejando muy buen recuerdo en productores, pobladores del interior y empresarios en general. El 24 de marzo partió desde su casa a la prisión en el Primer Cuerpo de Ejército y luego a la detención en su domicilio. Su única causa fue ser leal al peronismo y no delatar a dónde estaba Juárez.
 
Los viejos peronistas, como “Chiquito” Villalba, un hombre que con coraje enfrentó la dictadura militar, los Silvano Figueroa, de Tintina, los Medina, de Río Hondo, los productores de Fernández y la Banda y muchos amigos viejos, seguían a través de su padre las pasos y éxitos de Marta cuando se recibió en menos de cuatro años de abogada, y cuando escribió sus manuales de Derecho Agrario y de Derecho Minero, cuando ganó por concurso el cargo de profesora titular adjunta en la Cátedra de Derecho Agrario en la Facultad de Derecho de la Universidad  de Buenos Aires, la única casa de altos estudios sudamericana, con la de San Pablo, que integra el ranking de las doscientas universidades del mundo. Su doctorado cursado en la UBA con su tesis presentada en la Universidad Nacional de Córdoba, fue calificado con un “distinguido”. Luego fue su actuación en la Convención Constituyente de 1994, donde demostró que los peronistas de Santiago no eran mudos.
 
Por todo estoy orgulloso y avergonzado. Orgulloso por el reconocimiento de los grandes de la política nacional a Marta Velarde. Avergonzado por una Legislatura que no publica su diario de sesiones, donde algunos han puesto secretarias y empleadas domésticas remedando la corte de los milagros de la Nina cuando impuso su voluntad a Carlos Juárez y de esa manera terminó con el peronismo.
 
Avergonzado por los diputados nacionales que colocó el peronismo de la billetera, que se entregó por 30 monedas de plata y las senadoras que nos representan.
 
Avergonzado como mis amigos del radicalismo que ven que Zamora promueve  la reelección como un premio a la mudez de Brué y de Oliva. Y, expreso mis respetos a la intendente Norma Abdala de Matarazzo. Es muy superior a la vieja bandida de Ojo de Agua que nunca abrió la boca en el Senado de la Nación.
 
Para terminar, lamento que no esté vivo Arturo Velarde. Se merecía vivir este momento en que hija nos da esperanzas a los santiagueños y que, como decía el Martin Fierro, aparezca alguna vez en esta tierra un criollo genuino que se acuerde de los menos favorecidos para terminar con la pobreza de una buena vez y con la explotación de esa pobreza por estas oligarquías de tercera que se han adueñado de Santiago del Estero.

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