sábado, 25 de septiembre de 2010

+ Luis Alén Lascano

María Mercedes Tenti*
Luis Celestino Alén Lascano.
La historia no es una ciencia exacta sino más bien una forma de memoria, que se diferencia de las memorias “sueltas” o colectivas que se generan en todas las sociedades y grupos sociales, porque es sistemática, científica (o con pretensiones de serlo), responde a reglas de una disciplina y es sometida al juicio crítico de una comunidad académica.
La obra de Luis Alen Lascano, consagrada al estudio del pasado santiagueño, se ha convertido en un dato central para la historiografía provincial, regional y nacional. Esta característica es poco usual en una época en que cada vez más se nota la especialización disciplinaria. Alen Lascano se desplegó en su trabajo, en un marco temporal, que comprende prácticamente el conjunto  de la experiencia histórica de la provincia.
En el prólogo de su obra Historia de Santiago del Estero, la más importante, sin dudas de su extensa producción historiográfica, sostenía: “Siempre hemos deseado contribuir al esclarecimiento de los hombres, circunstancias, fundaciones y hazañas que tuvieron por epicentro a la ciudad de Santiago del Estero, la primera entidad política, institucional, religiosa y cultural que tuvo la Argentina actual”, Y precisamente, esta frase, resume, en gran medida, su perspectiva teórica desarrollada en más de medio siglo.
Su preocupación por bucear en los orígenes de la historia provinciana tiene que ver con su concepción de la provincia dentro del contexto nacional. Alen Lascano concibió el pasado santiagueño, casi como una epopeya en la que era necesario rescatar del olvido a los ‘héroes’ que la llevaron a cabo.
El vigor de Alen Lascano historiador fue inagotable y puede explicarse por la calidad y cantidad de sus contribuciones al estudio de la historia provinciana (más de veinte libros y cientos de prólogos y opúsculos). Sus obras responden al propósito, no sólo de explorar la estructura y el ritmo de la historia fundacional, sino individualizar, en distintas etapas de ella, un modelo que se ofrezca como alternativa de interpretación en la actualidad.
El mérito del trabajo de Alen radica en ofrecer un panorama particular santiagueño, frente al conjunto heterogéneo de una ‘república’, devenida en nación y luego en Estado, con particularidades provinciales que lo singularizan. La labor historiográfica de este autodidacta, que dejó gran parte de su vida en dar testimonio de la historia santiagueña, que asumió la profesión de historiador desde muy joven y que no la abandonó hasta el fin de sus días, constituye un ejemplo de perseverancia, dedicación y espíritu crítico. Su partida deja un vacío difícil de llenar.
Profesora y doctora en Historia.

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