martes, 7 de septiembre de 2010

Otro mapa político en Santiago

El autor de la nota.

Roberto Azaretto

En la capital el oficialismo pasó de elecciones que superaban el 65 por ciento de los votos a bastante menos de la mitad de los sufragios y con un  aumento significativo de la abstención electoral.
Se tuvo en claro que era una elección en un clima de apriete, agravios y ausencia de libertad de expresión, con un derroche de recursos propio de un régimen basado en obras no prioritarias pagadas a con sobreprecios grotescos nunca vistos en otros gobiernos.
Se dice que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, pero el pueblo de esta ciudad merece un intendente que tenga alguna formación y no un pintoresco personaje propio de la marginalidad, que no puede demostrar su patrimonio, ni aptitud alguna  para administrar una ciudad con tantas carencias sin solucionar, a pesar de la gran cantidad de dinero que los contribuyentes del país mandan todos los años.
En la Banda, Héctor Eduardo Ruiz ratificó su liderazgo con una diferencia de 15 puntos derrotando categóricamente a Gerardo Zamora que también derrochó recursos en la compra de voluntades de esa ciudad tan orgullosa de su autonomía.
En el interior hubo competencia, son distritos con padrones relativamente pequeños, los medios masivos de comunicación son menos influyentes y los que disputaron el poder en las comunas tenían respaldos importantes.
Tal vez lo  más destacado sea la recuperación por el peronismo del ministro José Emilio Neder de municipios como Añatuya, Las Termas y Loreto. En Frías el 80 por ciento de los votos estuvo disputado entre dos fracciones del peronismo, dejando al zamorismo con un pálido 13 por ciento. Otro hecho es la contundente victoria de Jorge Azar frente al esposo de la diputada Julián. Hay esperanzas que ese municipio tan abandonado en estos años recupere el dinamismo de tiempos lejanos.
De los viejos jefes territoriales del peronismo merece destacarse el éxito de Carlos Hazam en Monte Quemado y la reelección de Amado Tomás Chamorro en Campo Gallo.
En cuanto al zamorismo le queda la retención del control de Qímilí y los ajustados triunfos de Nueva Esperanza y Tintina. No se pueden obviar en estos cambios de manos entre estos sectores el desgaste de dirigentes que llevan ocho o doce años en el poder.
En síntesis, poco para festejar, mucho para analizar.
En el caso de la capital merece recordarse que Zavalía retuvo el segundo puesto sin un segundo de televisión, sin un solo afiches, ni aviso ni una entrevista en la prensa.
Mientras tanto los problemas de todos los días siguen. El gobierno recurre a los agravios y las difamaciones pero no puede demostrar que se miente cuando se afirma -con números en las manos- sobre los sobreprecios en las obras públicas, la dependencia del poder judicial, la falta de libertad, sobre el número de gente muerta en este gobierno, absurdos como el Aeropuerto de Termas que se quiere construir para beneficiar a una empresa de la provincia o el escándalo de os remedios por los que se pagan fortunas pero nunca están en los hospitales.
Hugo Infante no habló, no debatió no tenía nada que decir. Pero, ¿el gobernador puede sostener un debate? Lo vimos en Mirtha Legrand, lo destrozaron, como destrozarían a los siete mudos de la Cámara de Diputados de la Nación si se animaran a participar de un debate.
Cuando en el 2005 me tocaron responsabilidades en dos procesos electorales ejemplares como la interna abierta más exitosa del país por la concurrencia electoral, a pesar del calor y luego la provincial, el 27 de febrero con amplia libertad de expresión, pensé que un proceso de cambio se consolidaba en esta provincia.
El despegue está próximo, ciertos personajes que ahora son famosos por sus autos y propiedades mal habidas serán u n mal recuerdo. La vida me ha enseñado que casi todos los corruptos pierden el dinero en poco tiempo.

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