domingo, 5 de septiembre de 2010

El evangelio del domingo: Seguir a Jesús

Mario Ramón Tenti
Domingo 23 durante el año: 5 de setiembre del 2010
Lucas 14, 25-33
Introducción
Después de narrar la parábola del banquete (14, 15-24), Lucas pretende situar nuevamente a los lectores en el camino de Jesús a Jerusalén: “Una gran cantidad de gente acompañaba a Jesús por el camino” (v 25). Es este el contexto en el que Jesús pronuncia una instrucción sobre las condiciones para ser un auténtico discípulo. Seguir a Jesús y ser parte de su Reino (descrito en la parábola del banquete), a la par de la necesidad de ser invitado, exige una serie de condiciones: renuncia voluntaria a los vínculos afectivos con la familia (v 26), renuncia radical al propio interés (v 27), y a las posesiones materiales (v 33). A la vez, el seguimiento exige un verdadero discernimiento a cerca de las consecuencias que implica. (vv 28-32).

Condiciones para seguir a Jesús
“Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío”. (v 26). Esta exigencia, subordina a las demandas de ser discípulo los afectos más fundamentales como el amor a la familia, incluso a la propia vida. El discípulo tiene que estar dispuesto a abandonar los afectos más profundos de su corazón para seguir a Jesús; más aún, tiene que estar dispuesto al martirio si dicho seguimiento  lo exigiese como implicancia del cargar la cruz y seguirlo (v 27). De igual manera, la renuncia a todos los bienes (v 33), pone de manifiesto la radicalidad que el maestro exige a sus discípulos.

Responsabilidad en el seguimiento
Hacerse discípulo de Jesús, supone por un lado ser “invitado” por el maestro, cumplir una serie de exigencias, y tomar con responsabilidad el compromiso asumido (vv 28-30.31-32). Por eso, hay que prever no sólo las exigencias del seguimiento, sino también evaluar las condiciones personales y las consecuencias que puede acarrear. Jesús, dice a sus seguidores que antes de tomar una decisión comprometida, deben analizar con calma las implicaciones del paso que están por dar, y que Lucas ejemplifica en las parábolas del que está por construir una torre (28-30) y del rey que va a la guerra (vv 31-32). Ser discípulo de Jesús exige responsabilidad en el anuncio del Reino y un compromiso impostergable para hacerlo presente en la realidad cotidiana.

Conclusión
Estas, como tantas otras exigencias puestas por Jesús y por la comunidad cristiana, para ser un auténtico discípulo, sacadas de contexto y sin el horizonte correspondiente pueden desalentar a aquellos que entusiasmados por la escucha de la Palabra del Señor desean seguirlo. Es cierto que el seguimiento exige la entrega de la vida, es decir, poner como centro el Reino de Dios frente a lo cual todo lo demás pasa a un segundo plano. Pero, es necesario decir, que seguir a Jesús es en sí mismo un camino de gozo, de alegría, de felicidad inigualable. Más aún, seguirlo, nos permite experimentar ya, la salvación que nos ha prometido y otorgado en la Cruz. De igual manera, si alguien al seguirlo no ha podido cumplir con todas las exigencias que el maestro pide, debe saber, que siempre tendrá una nueva oportunidad, porque lo que Jesús quiere es nuestra salvación, nuestra felicidad y no nuestra desdicha.   

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