Resulta que uno de los radicales que figuraba entre “los reservados” para el futuro del partido, como es el intendente de Loreto, Quinto Enio “Pocho” Mastroíacovo, acaba de defeccionar y dejar mal parados a muchos que lo consideraban un “tipo republicano”.
Acaba de sumarse a la ristra de malos políticos y de peores funcionarios que ocupan cargos de jerarquía en este gobierno radical-kirchnerista de Santiago del Estero.
“Pocho”, temeroso porque los concejales decidieron investigarlo, se olvidó de los ideales y de las banderas de la Unión Cívica Radical y, confiando en jueces que responden al Poder Ejecutivo, recurrió a la “justicia” la que, de manera sumarísima, dispuso “ampararlo” y “suspender” el accionar de la comisión investigadora.
Si no tiene que dibujar números para justificar cuentas públicas, o si no ofrece flancos porque cumple con la Constitución, con las leyes y, sobre todo, con las ordenanzas de su municipio, ¿por qué pidió amparo a los jueces amigos?, colocando a su Legislativo en un impensado conflicto de poderes.
Ahora, “satisfecho” porque le hicieron lugar a su recurso de amparo, salió a proclamar a los cuatro vientos que “lo correcto” hubiera sido que los concejales lo convocaran para formularles las preguntas pertinentes”.
“Pocho”, ¿no hubiera sido mejor actual al revés, o sea recurriendo ante la comisión investigadora antes de interponer un planteo a la justicia?
Según el intendente loretano, “había que escuchar otra opinión”.
Una salida poco elegante. Resulta que le da espalda a sus concejales y busca opiniones a jueces que ni conocen Loreto y, sobre todo, todavía no se explican qué hacen en sus asientos en los Tribunales.
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