Por Roberto Azaretto, en el diario Los Andes de Mendoza
El doctor José Zanola está acusado de un delito infame, digno de integrar la "Historia Universal de la Infamia" de Jorge Luis Borges o del infierno del Dante. Zanola está acusado de integrar la mafia que proveía de medicamentos truchos a las obras sociales sindicales.
Los afiliados a la obra social de los bancarios y los enfermos atendidos en su famoso policlínico, han recibido medicamentos inservibles, incluso los pacientes de cáncer.
Este asunto involucra a más de una cincuentena de obras sociales y se sospecha que Hugo Moyano, el patotero oficial del régimen junto con Luis D' Elía, está vinculado a esta infamia y también Alicia Castro, la azafata embajadora en Venezuela, que en realidad representa a esa dictadura electiva en nuestro país, está involucrada en esa causa que comienza con el triple crimen de General Rodríguez.
Esto afecta, además, a Capaccioli, el recaudador oficial de la campaña presidencial de Cristina y personajillo que reportaba a Alberto Fernández.
No es un secreto que en definitiva Graciela Ocaña fue despedida del Ministerio de Salud por oponerse a que los fondos destinados a la salud sean apropiados por una dirigencia sindical anacrónica, fascista y corrupta.
Es también una de las tantas frustraciones del kirchnerismo que en sus comienzos, en los tiempos en que se integró la mejor Corte Suprema desde 1947 (hecho del que está arrepentido pues nunca pensó que serían independientes en serio) también prometió la libertad sindical.
La CGT se consideró y así fue aceptada hasta la renovación peronista, como la columna vertebral del justicialismo. Las obras sociales las recibió de Onganía que esperaba de la dirigencia obrera el abandono de Perón y su colaboración en la edificación de una dictadura franquista.
En la dictadura de Onganía que reclutó un elenco civil, salvo escasas excepciones, mediocre y pueblerino, comienza la decadencia de la educación y la salud pública, la crisis de la Universidad de Buenos Aires, el poder excesivo de los sindicatos con la ley de obras sociales, la patria contratista con el invento del Fonavi, que facilitó los robos en la construcción, sin resolver el problema de la vivienda.
Esa dirigencia tuvo mucha responsabilidad en el fracaso de 1973 al 76 y parte de ella colaboró con la nueva dictadura militar. Fue responsable, además en la derrota del peronismo en 1983. Eso provocó la pérdida de fuerza dentro del propio justicialismo hasta que Néstor Kirchner, les ha devuelto protagonismo para utilizarlo como fuerza de choque contra la oposición, contra las empresas a las que pretende bajarles el valor para que sus amigos y testaferros las compren por monedas, contra la prensa independiente y ahora contra la Corte Suprema de Justicia, a la que considera desagradecida por ser independiente.
Estos temas demuestran que hacen falta profundos cambios estructurales para que el país reinicie el camino virtuoso del desarrollo económico.
En primer lugar hay que cumplir la Constitución Nacional y las normas de la Organización Internacional del Trabajo que establecen la libertad de los trabajadores para afiliarse al sindicato de su preferencia como en todas las democracias industrializadas del mundo. Eso requiere la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales, y acatar los criterios de la Corte Suprema que apuntan en esa dirección.
Hay que adoptar el modelo de salud europeo, que es el único que garantiza una cobertura universal para todos. Hoy, países con menos riqueza como Uruguay y Costa Rica tienen mejores índices de salud, mortalidad infantil o endemias, que la Argentina.
Hay que terminar con la impunidad, para eso la ciudadanía tiene que estar más activa en defensa de sus derechos que no debe dejar que sean pisoteados por minorías vociferantes y mercenarias.
Algo está pasando en la Argentina. Un paso positivo es la reconciliación entre la dirigencia de la UIA con los dirigentes de las cuatro entidades representativas del Campo. Es la reconciliación de los que producen.
El gobierno nacional no concurre a los actos de estas centrales empresarias, ellos sólo van a la Cámara de la Construcción, sus cómplices en el saqueo argentino, tema en el que esto escribe se ha ocupado hace tiempo. El ex ministro Lavagna lo dijo claramente días antes que le pidieran la renuncia denunciando los sobre precios en la construcción; algunas provincias como Santiago del Estero triplican el valor real de las obras.
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