sábado, 19 de diciembre de 2009

“Llenos de bendiciones”, ¿quiénes?


Hay robadores que son funcionarios públicos en todas las oficinas. Nuevos ricos que exhiben sus vehículos último modelo, sus residencias de fin de semana y sus edificios de departamentos en el centro capitalino. Hay asesinatos impunes como los del empleado de Rentas Raúl Domínguez al que mataron cuando fue a la policía de la provincia, chicos que se murieron con el experimento de una vacuna aplicada por los propios médicos que están empleados y pagados por la provincia, 39 presos a los que fusilaron en el Penal de Varones, etc.

Los trabajadores de Salud andan por las calles protestando mejores salariales y denunciando el abandono a los hospitales públicos. Los judiciales están con plan de lucha. Los jubilados viven reclamando y los docentes no van a iniciar las clases en marzo.

Hace seis años que los jueces del Crimen están en comisión y, consecuentemente, hacen lo que se les dicta de la Casa de Gobierno; meten presos a unos y dejan libres a otros, a pesar de que todos cometieron delitos (ejemplo, el “caso Alegre), imponiendo “la justicia selectiva”.

La policía hace lo que quiere. Los jefes están en otra cosa y los subalternos abren la puerta “para ir a jugar”, como el grupo de violadores que en la seccional cuarta abusaron de una joven prostituta que levantaron de la calle.

La miseria, el hambre y el abandono afectan a miles de santiagueños, y si se quiere confirmar este dato hay que recurrir a la sucursal local de la Anses y comprobar cuántas familias fueron a pedir la Ayuda Universal dispuesta por el gobierno nacional. Son hermanos que no tienen ningún ingreso ni nada de subsidios ni de pensiones ni de ayudas. Y, pese a esta realidad, hay funcionarios que dicen que en Santiago no hay desocupación.

También hay un personaje que lleva facturando, desde que asumió Gerardo Zamora, a la fecha, más de 3 mil millones de pesos.

Frente a tamañas injusticias y desigualdades, la Iglesia Católica de la Diócesis de Santiago del Estero, a través del obispo Francisco Ponti, salió a proclamar que 2009: "Ha sido un año lleno de bendiciones para Santiago".

Una sola pregunta: ¿Cómo puede hacerse para ser tan insensible?

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