Héctor Farías*
Llevamos más de 450 años de continuidad casi sin fisuras de un sistema político que ha hecho de la injusticia social un horizonte estratégico, de la enfermedad un negocio, del analfabetismo una herramienta, y de la pobreza un clima que favorece todo tipo de explotación. Es verdad que no todo fue pura mala fe, que hubo también errores, pero ello no exime a nadie de su cuota de responsabilidad, ¡es sabido que quienes mas pueden, mas deben!
Tenemos que acercarle a todos, y en especial a los mas postergados que son la mayoría de nuestros comprovincianos, primero una explicación del por qué de sus desgracias, pero luego de ello hay que darles también las razones que funden la esperanza de un cambio posible. Sabido es que nacer pobre y morir pobre es una tragedia, pero peor que ello es que nadie tenga la decencia de explicarles el por qué. Por esa causa es que no dudamos en que la peor corrupción es la de una dirigencia que ha instalado en nuestra cultura, la perversa certeza de que la pobreza es inevitable. Hay que acabar con la infamia de esa burda mentira disfrazada de sensatez. En su sitio, si es que hacemos bien nuestra tarea, podremos ayudar a instalar otra certeza que se constituya en el motor de nuestro porvenir: La de que un mundo más justo y más bello es posible.
* Contraportada de la revista "Federación", editada por la Federación de Entidades de Profesionales Universitarios de Santiago del Estero. La fotografía es de Gustavo Tarchini.
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