martes, 12 de enero de 2010

Se desacata la tropa kitlerista


Carlos David*

Primero fue el vicepresidente Julio Cobos. Hoy, nada más y nada menos que Martín Redrado, el presidente del Banco Central, quien se sumó a las huestes de los desacatados del Kitlerismo, haciendo pito catalán a una expresa instrucción de la Presidente y del ex Presidente en ejercicio, de utilizar un fangote de guita de las reservas del Banco Central bautizado como Fondo del Bicentenario, so pretexto de ser utilizados para pagar vencimientos de la deuda externa argentina.
Ambos desacatados  tienen fundamentos comunes en su acción. Al emitir su voto “no positivo” el vicepresidente utilizó la facultad constitucional de desempatar una votación dándole la espalda al gobierno, según él, para el mantenimiento de la paz social -claramente alterada por la resolución 125- y, nada tonto el mendocino,  olfateó que tal rebeldía lo pondría en alta consideración pública y en la cima de la moda encuestadora. Por su parte, el economista Martín Redrado fundamentó su negativa de sacar la guita refregándoles el as de espada: el artículo 1° de la  Carta Orgánica el que dice que  la misión del BCRA es la de “preservar el valor de la moneda” y que, en virtud de tal cometido, “el Banco no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional” en lo que respecta a la “formulación y ejecución de la política monetaria y financiera” (artículo 3°), lo que en castellano quiere decir que Redrado no está obligado a obedecer a la Presidente en el cumplimiento de su rol institucional ni mucho menos a presentarle su renuncia.
Su patrón es el Congreso, no Cristina Fernández ni Néstor Kitler (a) “Adolf” ni mucho menos Kanibal Fernández, (léase Casa Rosada). Si una decisión del Kitlerismo o del Poder Ejecutivo pone en riesgo sus deberes, es su responsabilidad resistirla. Es la misma coartada del vicepresidente, ahora vigorizada por una opinión pública.
Las similitudes entre Cobos y Redrado son totales. En ambos casos, al doble comando le salió el tiro por la culata pues con sus incoherencias han transformado dos cargos
de perfiles nulos, sin ningún efecto sobre las masas,  en testimonios de resistencia efectiva y símbolos de la dignidad inmanente al respeto por la ley.
En rigor, la conducta de Redrado es coherente con la ley. No es un mero capricho. Sólo resta averiguar si él intenta posicionarse para la Argentina política del futuro próximo. Kitler, su esposa Eva, perdón, Cristina, y su estado mayor pasaron por alto una  máxima estratégica que aconseja: “No inicies batallas que no puedan ganarse”.
También ahora, como lo hizo con Cobos, el gobierno se ha metido en una crisis institucional en la que es particularmente vulnerable, sencillamente porque no tiene las herramientas necesarias como para forzar a los desacatados a hacer lo que desea. Y, menos ahora, cuando aparentemente la escribanía ha cambiado de mano.
* Ingeniero industrial.

No hay comentarios: