sábado, 16 de enero de 2010

¡Estúpidos, es la salud!



Indolente y rencoroso, como fue siempre, Gerardo Zamora no tiene escrúpulos cuando inventa enemigos; con la diferencia que hoy tiene la lapicera y administra la provincia, por lo que su soberbia le hace creer que puede llevarse a todo el mundo por adelante y a comprar a todos los que se le oponen a sus planes hegemónicos.
Miró para otro lado cuando los médicos, enfermeros y trabajadores de la Salud le fueron a peticionar mejoras salariales y a denunciar que la falta de insumos, medicamentos, etc., estaba haciendo tambalear el bendito sistema de la sanidad santiagueña. No aceptó las reconvenciones -bien planteadas y fundadas-, de los hombres y mujeres de los hospitales públicos que salieron a la calle, se manifestaron y denunciaron que todo se roba  que todo queda en el camino, en detrimento de los sufridos hermanos santiagueños del interior que no tienen otra solución para sus problemas de salud que los hospitales públicos.
Estos administradores del Santiago de hoy creen que todo es un botín y que hay que repartirlo entre colaboradores más cercanos y, consecuentemente, con sus amigos proveedores y los siempre avispados funcionarios de rangos inferiores y hasta de empleados que  logran concretar chanchullos y réditos económicos a la hora de tramitar un expediente; alentados por “el ejemplo” de los de arriba. Todo en Salud es corrupción. Un latrocinio absoluto que no admite una auditoría visual.
Esa es una de las tantas razones por las que Zamora y sus funcionarios, de vivir ajustados económicamente a fines de 2004, hoy son súper millonarios. Ninguno de los actuales jefes de la administración pública santiagueña es pobre; el más lento tiene una fortuna de muchos millones de pesos.
Hace más de cinco meses que el servicio de Salud es un desastre en Santiago. Zamora no entendió que es uno de los pilares y que debió bajar la cabeza, escuchar y negociar, como hace con sus amigos “nunca combativos de la CGT” y solucionar  los inconvenientes que no son cuestiones personales sino requerimientos justos de toda la comunidad. Eligió el camino de la indiferencia sin alcanzar a comprender que el peor de los políticos es el que estafa y deja robar en materias tan sensibles como la Salud y la Educación. No se puede llevar a la casa (o depositar fuera del país, como Bolivia, por ejemplo), la plata que tiene que ser utilizada en la comida, los remedios y las escuelas).
En este Ministerio de Salud y Desarrollo Social donde faltan casi 70 millones de pesos que no pueden ser justificados por más que busquen facturas truchas de amigos proveedores. Son fondos que se robaron en Farmacia (32 millones) y en Desarrollo Social (52 millones). Si no que expliquen por qué descabezaron a Horario Lugones y Cía.
Lugones se fue y no pudo rendir 8 millones de pesos que le envió Alicia Kirchner para los bolsines destinados a gente carenciada. Ese fraude privó de alimentos (desde hace más de un año) a nuestra gente del interior porque Santiago del Estero, como no rindió, no recibe más el Plan de Asistencia Alimentaria Nacional.
A la soberbia de Zamora se suma la ineptitud del ministro Luis César Martínez que llegó como auditor pero es peor que Lugones (en el desmanejo y en la “habilitación” para que los proveedores amigos consigan enriquecerse). Y, como si fuera poco, hace gala de una total irresponsabilidad. Hace días regresó de una buena beca en Canadá (argumentó de que iba a un curso de perfeccionamiento) y, sin pasar por su despacho, se fue a Tafí del Valle, Tucumán, de vacaciones. Total, todos los días, de lunes a viernes, la camioneta del Ministerio viajaba al cerro tucumano para que firmara el despacho. ¿No se notificó de que la Salud está paralizada en Santiago del Estero?  
Aunque de vacaciones, el gobernador y su ministro de Salud, ¿saben que los paisanos del interior van y vienen, gastando sus pocos pesitos y no hay quién los atienda en los hospitales públicos? ¿Cómo se soluciona este problema? ¿Con soberbia? ¿Con latrocinio? ¿Con cesantías? ¿Dejando que le renuncien todos los directores y dejen a la intemperie a la salud de los comprovincianos?
 ¿Se enteraron que nadie publicó nada sobre la reacción de médicos y enfermeros que en la noche del jueves ocuparon, pacíficamente, el hospital de Weisburd?
 ¿Van a seguir vacacionando?
 Y, por último, ¿se anoticiaron que hay dignidad médica en Santiago del Estero, tanto que hubo una renuncia masiva de directores y jefes de servicios del hospital Regional?

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