Por Ceferino Reato, periodista y escritor, su último libro es Operación Primicia.
Las imágenes de la crisis en Europa y Estados Unidos, con el pico de los disturbios y la represión en Londres, seguramente le aportaron a Cristina Kirchner muchos votos, junto con la bonanza del consumo y del empleo en el país, en especial si se compara la situación actual con la crisis de finales de 2001 y principios de 2002.Poco importa si esa bonanza se debe más al precio internacional de la soja o a las acertadas medidas del gobierno. La clave, al menos para entender el resultado del domingo, es que esa recuperación económica se ha producido durante el kirchnerismo. Y por eso el oficialismo ha podido sacar réditos electorales de esa situación.
La crisis de 2001/2002 fue tan profunda que parece haber moldeado bastante la cultura política de los argentinos. Ocurrió y sigue ocurriendo con los alemanes, cuya aversión a la inflación se debe al recuerdo, todavía vigente y transmitido de generación a generación, al estrago que produjo la suba de precios al final del periodo conocido como la República de Weimar, que antecedió al nazismo y a la Segunda Guerra Mundial.
La misma aversión se da en Estados Unidos pero con el desempleo, recuerdo del principal flagelo de la Gran Depresión de 1929.
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El fantasma de la crisis global y el recuerdo de 2001, “aliados” al kirchnerismo. |
Por eso, la propuesta del gobierno de utilizar todos los instrumentos a su alcance para sostener el empleo y el consumo ha sido acompañada por el voto de la mayoría, en especial frente al peligro, no importa que sea cierto o no, de que la crisis global se derrame sobre nuestro país.
En este sentido, el gobierno es mucho más atractivo para la mayoría electoral que una oposición desparramada y sin un liderazgo único.
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