La cara de la muchacha campesina lo dice todo. Está dolida con el gobierno de Zamora, a quien no le dirige la mirada cuando la obligaron a posar para la foto. |
El jefe de policía, en lugar de cumplir con su deber y garantizarle la seguridad a los ciudadanos (entre ellos a Cristian Ferryera), anduvo sin dormir apurando a sus policías de Copo para que se pongan a disposición del “operador” de “Pichón” y ayudaran a traerla a la capital a la esposa de Cristian; el campesino asesinado el miércoles pasado. (¡Qué gesto solidario hubiera sido que el gobernador y los inservibles de sus colaboradores se hubieran instalado en el monte, allá en el Norte, el jueves durante el velatorio y las exequias de Cristian para extender la mano y ayudarla a esta jovencita a superar este trance de perder al padre de sus hijos!).
Todo lo contrario. Se burlaron de la pena de la chica del campo. La hicieron esperar dos horas hasta ingresar al despacho de “Pichón” Neder y, encima, le armaron “el discurso” que debía repetir ante la prensa. Como estos personajes que nos gobiernan no conocen el significado de la honestidad intelectual, la obligaron a ser deshonesta con su propio sentir. Le hicieron decir que ella nunca estuvo de acuerdo con la lucha del Mocase ni con las protestas, marchas o manifestaciones. ¡Pobre, y pensar que esta chiquilla se enamoró, casó, tuvo hijos y convivió con un luchador intransigente, valiente e “invendible”, como fue Cristian Ferreyra!
Ahora, estos gobernantes de utilería sueñan que como lograron hacer decir a la viuda lo que ellos buscaban, han conseguido quebrar al Mocase. Están equivocados No conocen la entidad moral de los luchadores campesinos de Santiago del Estero.
Todo se arregla con plata
Continuaron luego la farsa en el despacho de Zamora, con un gobernador que se mostró conturbado frente a la muchacha que llegó con uno de sus hijos en brazos. Sin embargo, nada le prometieron ni Zamora ni Neder de hacer saltar a los jueces, al jefe de policía, a los abogados y escribanos que junto con funcionarios del Registro de la Propiedad provocan los robos de campos fiscales y los desaguisados que concluyen con crímenes como el que terminó con la joven vida de Cristian.
Le prometieron pensión y subsidio de por vida. Le dieron, descaradamente, 60.000, y, con mucha torpeza, le presentaron a quien iba a ser, a partir de ahora, su abogado defensor. Se trata del mismo profesional que “asesora” a Neder y el que aparece cada vez que se sustancia una causa contra el gobierno de la provincia. Es el que defiende a los padres de los niños que mató la vacuna experimental que probaron los médicos del hospital de Niños, y es el mismo que representa a la familia de Raúl Domínguez, el honesto empleado de la dirección de Rentas que fue asesinado en una repartición policial.
Zamora y Neder se aprovechan de la poca información de los familiares y, con plata, se creen que resuelven los horrendos crímenes que lleva en sus espaldas esta administración.
El abogado penalista de la Casa de Gobierno sale a escena sólo en “casos especiales” para contener la bronca contra los funcionarios. Cumple su tarea parando la pelota y luego no litiga ni defiende a los mansos santiagueños.
Fijémonos que nada se sabe del crimen de Domínguez y tampoco del laboratorio europeo ni de los médicos que en horario de trabajo (pagados por la provincia), experimentaban y cobraban de los foráneos para matar a los chicos de los barrios pobres.
Lo mismo pasará con la pobre muchacha viuda de Cristian. Pronto se dará cuenta que la “compraron”. Advertirá que el empresario y rico sojero será liberado y absuelto, mientras que el matador de Cristian quedará libre por “exceso en la legítima defensa”; o sea que la “justicia dependiente” dirá que apretó el gatillo porque estaba siendo atacado por el campesino desaparecido.
Y, el abogado designado por la Casa de Gobierno, jamás defenderá a la viuda. Sencillamente, no aparecerá más.
“Operación apriete”
Otra de Zamora y Neder. Le dieron instrucciones al jefe de policía que convocara urgente a un policía (comisario) del Norte Santiagueño, de apellido Argañaraz.
Marcelo Pato (acordándose de los tiempos en que acompañaba y oficiaba de secretario de Musa Azar), acorraló en la jefatura de policía al tal comisario y le ordenó que le dijera a sus dos hermanos, campesinos, que renuncien del Mocase, “inmediatamente”.
“Si no los haces renunciar y si no dejen de molestar a los jueces, a los policías, a los empresarios y al gobierno, te vamos a correr a la m….a…”.
De vuelta, se equivocaron los Zamora, los Neder y tantos otros mediocres encumbrados en el poder de la provincia que creen que todo se compra y se vende. Van a terminar cesanteando al comisario, porque sus dos hermanos no abandonarán al Mocase.
1 comentario:
que buen momento, para apoyar a los campesinos y sacar a patadas en el culo a todos estos funcionarios mañeros y asesinos, perdon hay que empesar por el Dr. Z.
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