jueves, 1 de octubre de 2009

Ché gobierno, devolvenos el futuro


Por el ingeniero industrial Carlos David

Para tratar de imaginar el futuro tenemos que ver el presente y ahí si que nos agarramos la cabeza. Así como vamos, nuestro futuro no parece ser nada halagüeño. Qué podemos esperar cuando nuestro futuro, o sea, nuestros niños, por miles, asisten a los comedores infantiles donde, no todos los días, comen una comida. Qué podemos esperar cuando nuestro futuro esta vestido con harapos, enfermo y asistido en hospitales públicos sin personal, sin insumos y desbordados de pacientes. Qué podemos esperar cuando nuestro futuro esta siendo educado en escuelas que nivelan para abajo para no frustrar a los niños que no pueden alcanzar un nivel superior porque no están bien alimentados, porque tienen realidades familiares en algunos casos terribles y no cuentan con una asistencia profesional que los ayude a crecer y a progresar.

Ché gobierno. De una vez por todas date cuenta que los millones que gastas en las campañas políticas, en el fútbol, en los viajes, en lo que queda en De Vido y Cía., en lo que se pierde en el camino, podrían invertirse en fuentes de trabajo que no se agoten cada cuatro años. Ché gobierno, ¿no te has dado cuenta que no hay mejor elección ganada que la de un pueblo culto y pensante que te eligió con sabiduría y responsabilidad? Ché gobierno, ¿cómo puedes sentirte orgulloso de haber sido elegido por bolsas de alimento, colchones, plásticos y miserables planes? Ché gobierno, ¿qué clase de poder puedes llegar a detentar?

Tienes que entender y hacer entender que un Estado paternalista está atado a la asistencia social y no puede crecer, las más de las veces, como desde años nos sucede a los argentinos por conveniencia. Cuando hayas comprendido esto podrás empezar a cambiar las cosas para que nuestros hijos, nuestro futuro, vean que no nos quedamos ni te quedaste de brazos cruzados mientras veías y veíamos cómo unos pocos dilapidaban nuestro futuro En vos y en nosotros está el poder de cambiar las cosas. Sólo tenemos que pensar en lo que realmente queremos para nuestros hijos y para nuestra bendita nación.

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