jueves, 1 de octubre de 2009

Dice lo que no puede la mediocridad política


El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, reclamó “una respuesta ética, cultural y solidaria”, para saldar la deuda social que son “millones de argentinas y argentinos, la mayoría niños y jóvenes”, al disertar en un Seminario de Políticas Públicas organizado por la Escuela de Posgrado Ciudad Argentina (EPOCA), la Universidad del Salvador (USAL) y la Universidad Carlos III de Madrid.

“Esto nos obliga a trabajar para cambiar las causas estructurales y las actitudes personales o corporativas que generan esta situación; y a través del diálogo lograr los acuerdos que nos permitan transformar esta realidad dolorosa a la que nos referimos al hablar de la deuda social”, subrayó.

Tras insistir en que “la deuda social exige la realización de la justicia social”, consideró que ambas deben interpelar a “todos los actores sociales, en particular al Estado, a la dirigencia política, al capital financiero, los empresarios, agropecuarios e industriales, sindicatos, las Iglesia y demás organizaciones sociales”.

El primado argentino llamó a reflexionar sobre una realidad: “Hay aproximadamente 150 mil millones de dólares de argentinos en el exterior, sin contar los que están en el país fuera del circuito financiero, y que además los medios de comunicación nos informan que se van del país aproximadamente dos mil millones de dólares más por mes”.

“¿Qué podemos hacer para que estos recursos sean puestos al servicio del país en orden a saldar la deuda social y generar las condiciones para un desarrollo integral para todos?”, interpeló.

Tomando el Documento de Santo Domingo, el cardenal Bergoglio advirtió que “los derechos humanos se violan no sólo por el terrorismo, la represión, los asesinatos, sino también por la existencia de condiciones de extrema pobreza y de estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades”.

Asimismo, calificó la deuda social como “inmoral, injusta e ilegítima” y sostuvo, citando un documento de los obispos argentinos, que “su mayor inmoralidad, reside en el hecho de que ello ocurre en una nación que tiene condiciones objetivas para evitar o corregir tales daños, pero que lamentablemente pareciera optar por agravar aún más las desigualdades”

“No podemos responder con verdad al desafío de erradicar la exclusión y la pobreza -alertó-, si los pobres siguen siendo objetos, destinatarios de la acción del Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista, y no sujetos, donde el Estado y la sociedad generan las condiciones sociales que promuevan y tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino”.

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