Mientras, el hospital Regional continuó tomado por la policía que, por segundo día no dejó entrar a la asamblea al delegado de la mesa de enlace de Autoconvocados, Juan Carlos Chazarreta, en lo que consideraron que fue “un claro acto de persecución política y gremial”. De todas maneras, la asamblea salió hasta adonde él estaba en ese momento, ratificándolo como delegado, en medio de muestras de afecto y confianza, “por tratarse de un luchador inclaudicable”, según lo calificaron sus compañeros.
El miércoles por la noche, el gobierno intentó dividir a los “Autoconvocados dejando entrar a una reunión a la que había invitado a todos, solamente a los representantes de los hospitales Regional e Independencia, excluyendo a Añatuya y Frías. De igual forma pretendió poner una cuña entre los trabajadores de la salud, al considerar que los únicos que merecen ese nombro son los médicos, excluyendo a enfermeros, bioquímicos, psicólogos, mucamas, administrativos y personal de maestranza, entre otros.
Hubo un reducido grupo de médicos, que entró en el juego y se reunió con Ángel Niccolai el vicegobernador, y en una actitud mezquina, intentó solucionar sus problemas personales. Como se sabe, estos médicos renunciaron como jefes de servicio de los hospitales, pero el gobierno entendió -o se hizo el de entender- que habían renunciado a sus cargos de médicos y los dejó fuera del sistema de salud de la provincia.
El miércoles por la noche, el gobierno intentó dividir a los “Autoconvocados dejando entrar a una reunión a la que había invitado a todos, solamente a los representantes de los hospitales Regional e Independencia, excluyendo a Añatuya y Frías. De igual forma pretendió poner una cuña entre los trabajadores de la salud, al considerar que los únicos que merecen ese nombro son los médicos, excluyendo a enfermeros, bioquímicos, psicólogos, mucamas, administrativos y personal de maestranza, entre otros.
Hubo un reducido grupo de médicos, que entró en el juego y se reunió con Ángel Niccolai el vicegobernador, y en una actitud mezquina, intentó solucionar sus problemas personales. Como se sabe, estos médicos renunciaron como jefes de servicio de los hospitales, pero el gobierno entendió -o se hizo el de entender- que habían renunciado a sus cargos de médicos y los dejó fuera del sistema de salud de la provincia.
Esos médicos que no representaban a Autoconvocados, en vez de retirarse y dejar el lugar a sus compañeros para que dialoguen con el reemplazante de Gerardo Zamora, ausente por vacaciones, se quedaron en Casa de Gobierno, intentando resolver lo propio, sin importarles que en ese momento ya no representaban a nadie.
Afuera, la bronca ganó a los trabajadores, que cortaron la avenida Rivadavia.
Fue entonces que alguien del gobierno solicitó la lista de la Mesa de Diálogo, a quienes los trabajadores autorizaron para negociar una salida a la crisis, pero al conocerla, desde adentro les respondieron que solamente dejarían entrar a médicos.
Luego de más idas y venidas que duraron varias desgastantes horas, el gobierno aceptó que entrara toda la Mesa , pero finalmente vetó a dos representantes: Gustavo Cáceres y Juan Carlos Chazarreta, una actitud que el resto de los trabajadores de la salud no aceptó ya que, según contó uno de los presentes “considerábamos que somos los trabajadores quienes decidimos quiénes nos representan”.
Recién a las 9 de la noche y tras dos largas horas de espera, el presidente del Consejo Médico, David Jarma, se acercó al grupo de médicos que esperaba una respuesta, apostado en La policía continúa siendo la autoridad de los hospitales de Santiago.
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