A las seis de la mañana de ayer desembarcó la tropa de
El resultado es la bronca de cientos de médicos y auxiliares de la medicina que sostuvieron que redoblarán sus esfuerzos para que hoy sean miles en la marcha.
Durante estos días hubo numerosas muestras de solidaridad de pacientes del Hospital que se ponen del lado de los trabajadores porque reconocen el esfuerzo que hacen para salvar vidas cotidianamente, con tan pocos insumos, con un hospital vaciado, con sus sótanos inundados, transformados en criaderos de mosquitos portadores del dengue.
La policía de Gerardo Zamora actuó ilegalmente, invadiendo el Regional e impidiendo el derecho constitucional de libre circulación al cesanteado Juan Carlos Chazarreta, educador sanitario, quien con su hijo en brazos, fue sacado a empujones por la policía. Recuerdos de tristes épocas pasados volvieron a la mente de los trabajadores de la salud, que repudiando estos actos, cortaron la Belgrano. Al intentar regresar fueron agredidos por policías y una patota de mujeres, mercenarias de poca monta, que intentaron robar una filmadora que registraba estos hechos, y que robaron megáfonos, bombos, y carteles.
Se hicieron presentes varios abogados, que informaron que la policía actuó de manera ilegal, sin orden de un juez competente, impidiendo la libre circulación de la gente. Los profesionales del derecho presentaron una denuncia ante el Juez del Crimen de turno, para garantizar la vigencia de los derechos, a los ciudadanos que ejercen su derecho a manifestarse, el derecho a la huelga, y a evitar prácticas abusivas.
Mientras, la solidaridad del Pueblo va creciendo. Adriana Contreras, la instrumentadota quirúrgica en huelga de hambre recibió la visita de vecinos que se enteraron de la medida de fuerza que lleva adelante, a través de la prensa independiente de Santiago y por los mensajes de texto que circulan profusamente por los teléfonos celulares.
De arriba a abajo: Graciela Contreras,
la policía custodiando pacientes,
la Guardia de Infantería en la puerta del hospital,
Chazarreta con su hijo en brazos
y el jefe policial (el gordo), que llevó
adelante el procedimiento sin orden de un juez.
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