Las condiciones de precariedad en que trabajan los médicos de todos los hospitales de Santiago y las anécdotas que dan cuenta de la falta de los elementos básicos para atender a los pacientes, moverían a la risa si no fuera porque son estricta y tristemente ciertas.
Las fotos que ilustran esta nota son solamente una muestra de la mala situación que atraviesa hoy el principal hospital de la provincia, el Regional. Al decir de algunos médicos: “si a este hospital le hubieran hecho llegar solamente la mitad de los insumos presupuestados por año, hoy tendría que ser mejor que cualquiera del mundo, el Memorial hospital de Nueva York sería una salita de primeros auxilios al lado nuestro”.
Los pacientes aguardan en pasillos sucios y mal ventilados, salvo en las oficinas de los directivos y en dos o tres más, no hay aire acondicionados en las salas de internación, faltan los elementos mínimos para limpiar pisos y baños; las camillas, las camas, las sillas de rueda se rompen y nadie hace nada por arreglarlos; en cualquier lugar del mundo las sábanas que se siguen usando todos los días en el hospital Regional no servirían ni como trapo, las paredes se descascaran y en algunos casos, como el recientemente inaugurado hospital de niños de Santiago, antes de cumplirse el año de vida, los médicos ruegan para que no llueve, porque cada vez que caen tres gotas, hay salas que quedan inundadas completamente.
Una de las tantas anécdotas que circulan por las calles de la ciudad cuenta que una mujer atropella a un ciclista, lo levanta en su automóvil y lo lleva al Regional. Luego de mirarle la herida, los médicos observan que sólo necesita que le hagan uno o dos puntos, ya que no está fracturado. Le preguntan a la mujer:
-¿Usted ha traído a este hombre?
-Sí, ¿por qué?
-Entonces tome, vaya a la farmacia de la esquina y compre aguja e hilo para que le suturemos la herida.
Mientras algunos (pocos) médicos han comenzado a cobrar 600 pesos por cada guardia como premio por no adherirse a las marchas, la gente común comenzó a adherirse a las protestas, como se vio en la del último jueves, que según estimaciones conservadoras de la policía, hizo que 10 mil personas desfilaran por las calles de Santiago mostrando su descontento, su bronca, su impotencia.
Un alto funcionario del gobierno indicó a este blog que en los próximos días, cuando el gobernador regrese de sus largas y costosas vacaciones, pondrá en caja a los médicos. “Pero debe hacerlo lo antes posible, porque en unos pocos días los maestros también deben retornar a las aulas y es muy posible que las protestas de ambos sectores se potencien mutuamente”, sostuvo el funcionario luego de recordar que a fines del año pasado las columnas del Círculo Santiagueño de Enseñanza Media y Superior, engrosaban la protesta de los médicos en marchas que terminaban frente a la Casa de Gobierno.
Para que funcione con un plantel mínimo de médicos, el hospital de Añatuya necesita 64 profesionales, actualmente no tiene ni la mitad. El gobierno no halla médicos que quieran ejercer en la Capital de la Tradición , por un sueldo precario 1400 pesos. “Un alquiler mínimo cuesta 800 pesos, con lo que queda muy poco para la comida, mandar a los chicos a la escuela, vestirse”. En el hospital de Loreto la situación no cambia mucho, con la diferencia de que el único personal médico que tiene es el director. En el resto de la provincia la situación es similar o peor.
Mientras, Adriana Contreras, entrará mañana en su noveno día de huelga de hambre. Cuando esta nota se estaba publicando, estaba siendo sometida a observación por una junta médica, para decidir sobre su estado. Con buen ánimo pero con evidentes síntomas de los esfuerzos que hace, la huelguista manifestó su deseo de continuar con su protesta hasta que las autoridades de la provincia se den cuenta de que deben encarar una política coherente para que los santiagueños más humildes, que son los que necesitan el hospital público, tengan el servicio que se merecen. Y por el cual pagan.
Escenas de la sala de Traumatología
Las imágenes son más que elocuentes: desde ventanas sostenidas con ladrillos hasta cubiertas con cartones. Faltan elementos para hacer tracción a los pacientes. Suciedad, colchones en mal estado, basura en cualquier parte. Baños indeseables.
Escenas de la sala de Traumatología
Las imágenes son más que elocuentes: desde ventanas sostenidas con ladrillos hasta cubiertas con cartones. Faltan elementos para hacer tracción a los pacientes. Suciedad, colchones en mal estado, basura en cualquier parte. Baños indeseables.
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