sábado, 26 de marzo de 2011

¡“El mundo” denuncia la corrupción K!

Nuevos cables de WikiLeaks revelan el malestar de Estados Unidos, España, Finlandia y Alemania, por los pedidos de coimas de funcionarios kirchneristas.
Estados Unidos, Alemania, España y Finlandia denunciaron corrupción en la Argentina en los últimos años e, incluso, la embajada norteamericana, en 2008, evaluó el nivel de irregularidades en el gobierno kirchnerista "tan malo o peor que con (Carlos) Menem", según nuevos cables secretos divulgados en el sitio Wikileaks.
El matutino La Nación publicó hoy sábado en primera plana, según se desprende de once cables difundidos por ese sitio de Internet, que funcionarios y diplomáticos de esas cuatro naciones intercambiaron en los últimos años información "sobre los pedidos de coimas que afrontaron sus empresas en la Argentina".
El diario porteño citó un despacho reservado de febrero de 2008, en el que el entonces embajador estadounidense en Buenos Aires, Earl Anthony Wayne, afirmó que el nivel de corrupción oficial detectado parecía "tan malo o peor que con (Carlos) Menem". "En el área petrolera, dos viejos amigos de Néstor Kirchner han ganado muchas de las concesiones ofertadas públicamente", advirtió Wayne, en alusión a los empresarios patagónicos Lázaro Báez y a Cristóbal López.
En otro cable confidencial, hacia finales del mandato de Kirchner, Wayne señaló que "en un sentido casi perverso, cuando los funcionarios del gobierno argentino dicen constantemente que 'hay dinero para hacer en la Argentina', quizás el verdadero mensaje es que, sí, hay dinero para hacer, siempre que sepas cómo -y con quién- realmente se 'hacen negocios' en la Argentina".
Para Estados Unidos, siempre de acuerdo a los cables secretos divulgados por Wikileaks y cedidos a La Nación, la "corrupción en la Argentina" se debe a un marco institucional "débil y castrado".
En un cable de diciembre de 2007, la diplomacia nortemericana informó a Washington que "el ineficaz sistema legal torna casi imposible la investigación de casos sensibles y políticamente complejos". En el caso de Alemania, el entonces embajador Wolf Rolf Schumacher enmarcó las anomalías presuntamente detectadas en una "corrupción generalizada" y en un cable secreto puntualizó que el presidente de una compañía germana "fue a ver al ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, para quejarse porque uno de sus segundos había pedido una coima y el CEO se había negado".
Según Schumacher, "De Vido no demostró interés en obtener el nombre del funcionario involucrado y, en cambio, le recomendó al CEO que filmara y grabara el siguiente pedido de coima".
En base a otros despachos confidenciales que salieron a la luz se advierte que una diplomática finlandesa y un alto funcionario del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero también tuvieron opiniones similares.
El secretario general de la Presidencia española, Bernardino León, expresó su "preocupación" por el "tono populista" del gobierno argentino y su "nivel de corrupción", según surge del reporte que envió el encargado de negocios norteamericano en Madrid, Hugo Llorens, en mayo de 2008.

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