Gerardo Zamora.
Por las dudas Néstor Kirchner continúe en el poder en la Argentina , el gobernador Gerardo Zamora ya comenzó a trabajar por su re-reelección. El drama es que la Constitución de la provincia es muy clara, en el artículo 152, al hablar de la duración del mandato y la reelección ya que dice:“El gobernador y vicegobernador ejercerán sus funciones por el término de cuatro años, sin que evento alguno pueda motivar su prórroga. Podrán ser reelectos o sucederse recíprocamente, por un nuevo período únicamente. Si han sido reelectos o se han sucedido recíprocamente, no pueden ser elegidos para ninguno de ambos cargos, sino con intervalo de un período”.
Bien podrían los convencionales santiagueños del 2005, haber insertado una disposición transitoria que autorizara “por esta única vez” al gobernador Zamora a completar un tercer mandato, computando el primero como inexistente.
Pero no lo hicieron.
Y el mismo Zamora, hace unos días, cuando inauguró la ampliación del Palacio de Tribunales, manifestó: “El primer eje institucional de esta gestión fue reformar nuestra Constitución, pero no con el eje central de la reelección como ocurrió desde el año 1984“.
Pero, como se sabe, desde el Derecho Romano la ley es lo que lo jueces dicen que es, por lo que, dicen, Zamora ha manifestado a sus íntimos que buscaría alguna interpretación que lo favorezca y jueces amigos que le den vía libre, para presentarse a un tercer mandato, para lo cual ya buscó el apoyo de Darío Moreno, que es quien ideó los engendros con los que los Juárez se perpetuaron en el poder.
Si Kirchner es elegido presidente, no habrá ningún problema, jueces y diputados levantarán las dos manos para autorizarlo a presentarse como candidato y eventualmente ganar de nuevo la gobernación. También estaría habilitado para llamar a una elección de convencionales y supone que la ganaría de punta a punta.
Ahora, es muy posible que a los Kirchner se los lleve puestos la inflación y terminen perdiendo las elecciones del año que viene o -peor- mandándose a mudar antes al Calafate o a Venezuela.
En este caso, un cálculo que hacen los amigos es que Zamora deberá despedirse de los sueños de reelección, de la posibilidad de terminar en paz su segundo mandato, posiblemente deba decirle adiós a su libertad ambulatoria y, como le sucedió a César Iturre y tantos otros hombres fuertes de la provincia también tendrá que decirle chau-chau a sus actuales amigos, que le darán vuelta la cara cada vez que lo crucen en los pasillos de la Alsina 850.
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