viernes, 3 de junio de 2011

Cosméticos en Italia

Cristina y Silvio compartieron sus inquietudes por el cuidado del cuerpo y sus gustos por el maquillaje.
¿Coincidencias estéticas? Muchas. Seducida por ese histrionismo que cuentan que tiene el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, la comitiva argentina se mostró conquistada sin medias tintas por el Cavaliere, ante quien no marcaron ni una sola diferencia y con quien Cristina Kirchner compartió sus gustos por el maquillaje.
Es una temática que ambos conocen y muy bien. La Presidenta y Berlusconi compartieron sus inquietudes por el cuidado del cuerpo. Se sabe: él es un amante de la estética, está siempre bronceado, y sus implantes de pelo y botox son la comidilla de sus detractores. Ella, es más que conocido, se pinta “como una puerta” desde que tiene uso de razón, según sus propias declaraciones, y su vestuario es cuidado con extremo recelo.
Lo cierto es que en el almuerzo en el Palacio Chigi, con un menú en el que, claro, no faltaron las típicas pastas, ambos hablaron de cosmética.

Índice de bienestar

El dato lo aportó la Presidenta, durante su discurso ante empresarios, y se permitió bromear sobre su adicción al cargado maquillaje. “Hoy el ministro Berlusconi me decía, medio en broma y medio en serio, que uno de los índices de bienestar aquí es lo que gastan los italianos en cosméticos”, contó Cristina. Y se despachó con una confesión. “En la Argentina, si fuera por mí, seríamos superavitarios en el área”, lanzó, mientras miraba con preocupación y una sonrisa incómoda a su vocero, Alfredo Scoccimarro, consciente de que sus palabras tendrían amplia repercusión.
Por esos menesteres estéticos pasó parte del almuerzo con el Cavaliere, que hizo gala de toda su simpatía.
Él le recordó a Cristina que cada vez había más hombres que optaban por el cuidado de la piel, y que eso había hecho crecer los índices de consumo en cremas y productos estéticos en Italia.
Según contaron en la comitiva, Berlusconi tuvo un gesto que conquistó a la Presidenta. No sólo compartió su dolor por la muerte de Néstor Kirchner, sino que le regaló un chal de lana tejido a mano, de color negro, en respeto al luto presidencial.
Ella lo retribuyó con un bolso de cuero, más pensado en el glamour de su anfitrión que en obsequios protocolares.

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