Patio del museo Orestes Di Lullo.
Los temores de muchos santiagueños allegados a la cultura se confirmaron este fin de semana, cuando se enteraron de que las piezas del museo Histórico están siendo trasladadas a su nuevo sitio, en lo que fuera la Jefatura de Policía, de la peor manera posible, es decir, sin tener en cuenta precisas normas internacionales que marcan de qué forma se debe realizar esta tarea.
La única supervisión que está teniendo el traslado es la de Rodolfo Legname y Marcelo Ahumada un arquitecto y un profesor de inglés, reconocidos amantes de la cultura, pero legos en la materia, ya que ninguno se capacitó -que se sepa- en mudanzas de museos.
Para realizar este traslado no solamente hay que llamar a la policía de la provincia, como se hizo, sino también contratar un seguro especial y personal especializado, ya que las piezas que se llevarán de un lado a otro no tienen repuesto, son originales y forman parte del patrimonio intangible de los santiagueños. No es cuestión de contratar cuatro forzudos para que lleven de un lado a otro, vitrinas, cañones y monedas antiguas.
Una tradición santiagueña indica que cuando se trasladó el museo Arqueológico desde la escuela Centenario hasta su actual emplazamiento en dependencias del teatro 25 de Mayo, hubo un descuido mayúsculo lo que provocó que se rompieran numerosos objetos que se apilaron en una pequeña habitación, que fue ocultada a los ojos del público durante muchísimos años. Se trataba de huesos humanos y de animales y pedazos de cacharros de los indios de los que se perdieron las referencias que permitieran ubicarlos en el lugar en que fueron hallados, la profundidad de cada hallazgo y otros datos de interés para los investigadores, por lo que perdieron gran parte de su valor como objetos de estudio.
Si el traslado del museo Orestes Di Lullo tiene éxito y no se rompe, se deteriora ni se pierde ningún objeto, la felicidad inundará a quienes saben del tema, ya que a pesar de que no se siguieron las normas para este trabajo, salió bien. Pero si algo fuera mal, según los entendidos, sería bueno que se lo comunicara ahora y no dentro de 30 ó 40 años para que lo antes posible se identifique a los responsables y se vea cómo solucionar el daño, si lo hubiera.
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