viernes, 25 de junio de 2010

El despojo de tierras en la versión de El Mundo de España

Ramón, el campesino perseguido, en una foto del diario El Mundo.
“La madrugada del 8 de setiembre de 2008 Susana Yedro cerró despacio la puerta de su casa para no despertar a Ramón, su compañero de vida. Era muy temprano todavía, y debía tomar el autobús que la llevara hacia Quimilí, el pueblo más cercano, donde tenía visita concertada con el pediatra. Hacía 3 meses que ella y Ramón habían sido padres, y tocaba un control médico para asegurarse que Santiago estaba bien.”
Este es el comienzo de una larga crónica que el diario El mundo de España, dedica a Santiago del Estero, con el título “La vida tiene más valor que las tierras”.
Se trata de un despojo de tierras, otro más, perpetrado contra una humilde familia campesina por los barones locales de la soja y de una breve historia del Movimiento Campesino de Santiago del Estero.
Susana contó al diario que “el silencio de la madrugada se rasgó. 4 camiones frenaron en seco y de ellos saltaron 30 policías y paramilitares armados. `Entraron a los tiros, rompiendo la puerta, las sillas y desordenándolo todo. Hirieron a Ramón en la pierna y a los otros les patearon. No les dieron ninguna explicación ni mostraron orden judicial`”.
Lo mismo que en otros cientos de casos de la historia reciente de los santiagueños.
La crónica continúa: “En los últimos tiempos, este tipo de maniobras eran comunes en Santiago del Estero.Grandes empresarios o terratenientes, ocultos siempre tras un testaferro, echaban a los campesinos de su tierra, quines a pesar de no tener escrituras de propiedad, llevaban toda una vida instalados allí. Eran los llamados “desalojos silenciosos”, que se aprovechaban de la falta de información de la gente de campo, que desconociendo sus derechos, se achicaba ante el acoso”.
En realidad lo que hace el diario español es notificar a los inversores españoles del peligro que existe si invierten en Santiago o la Argentina: “Hay familias que tienen varias causas abiertas a la vez porque de pronto aparecen 2 ó 3 personas distintas con títulos de propiedad sobre la misma tierra. Evidentemente, se trata de escrituras falsas que alguien les ha conseguido”, sostiene El Mundo.
La crónica cuenta las marchas de los campesinos para pedir justicia, el crecimiento del Movimiento Campesino ante las salvajes agresiones de algunos terratenientes, apoyados por policías y funcionarios. Y aunque la historia que cuenta tiene un final feliz, deja flotando la sospecha de que la corrupción es generalizada y está extendida por todos los rincones de la provincia.

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