lunes, 29 de noviembre de 2010

Corrupción de la autoridad, síntoma de democracia enferma

Monseñor Hesayne.
El obispo emérito de Viedma, monseñor Miguel Esteban Hesayne, lamentó que “en la Argentina actual, a poco de finalizada la campaña electoral con la consecuente elección de autoridades gubernamentales, ya se comienza a hablar, y hasta a preparar, la próxima elección, tanto en ganadores como en perdedores”.
“Se vive como en las carreras automovilísticas, para ganar. Se vive siempre en campaña por el poder. Los electos para acumular más poder y los que no ganaron para ser opositores con la esperanza de lograr ‘poder’”, graficó.
El prelado definió esto como “una corrupción de la autoridad, síntoma de una democracia enferma”, porque, diferenció, “en una democracia sana, la autoridad es necesaria como servicio de un real ordenamiento del Estado que busca el bien de todos y cada uno de los ciudadanos”.
“Se elige a quienes los electores piensan que son los mejores servidores de la ciudadanía. Los que ganan asumen esta responsabilidad ejerciendo el poder a beneficio del bien común, en actitud de servicio. Los que pierden son minoría y no oposición, que ha de ser respetada en igualdad de derechos. Pero, a su vez, han de poner todas sus energías en colaborar con la autoridad legítimamente elegida”, precisó.
Monseñor Hesayne sostuvo que “la dinámica de una democracia sana y madura es la de un franco diálogo entre mayoría y minoría, en un permanente juego de escucha de disensos buscando la verdad de la realidad. La sana democracia se nutre de sana política que solamente se logra procurando la unidad (bien común) desde la diversidad de opiniones sobre la realidad”.
Asimismo, estimó que “para lograr una democracia sana, y realmente eficaz, se necesitan estadistas, estrategas, pero, no menos son necesarios electores que sepan elegir”.
“Es fundamental contar con ciudadanía capaz de discernir entre candidatos con cualidades de futuro buen gobernante. No sólo inteligente y hábil estratega, sino de corazón honesto para poner su poder de gobierno al servicio real del pueblo que representa, jamás buscando su propio interés. La honestidad y coherencia con valores morales personales no es un accesorio en un dirigente político. Es esencial al quehacer político”.
Por eso, pidió a la ciudadanía argentina que “deje de contentarse con campañas electorales a base de discursos y muestras fotográficas de rostros sonrientes, y exija plataformas electorales con proyectos concretos y realizables”.

No hay comentarios: