Sergio Sinay
¿No hemos hecho ya suficiente daño a los animales para invocar a esa especie cuando queremos describir a algunos de los peores ejemplares de la nuestra? ¿Tanta vergüenza nos da decir que son “humanos políticos”? ¿Qué quiere decir, además, animal político? Algunos genuflexos o cortesanos del poder usan la fórmula casi con admiración. Miremos a quiénes se aplica (a quiénes se aplica también en Argentina). Veremos que un “animal político” es un tipo sin escrúpulos, cuyos fines (siempre egoístas) justifican cualquier medio, que no se hace cargo de las consecuencias de sus actos, que miente con cara de piedra, que corrompe y se corrompe, que vacía de significado a cualquier palabra que emite, que ensucia a cualquier ideal que toca, que usa a los otros como instrumentos, que es incapaz de sentir compasión, piedad o empatía, que es de una incultura que asusta. ¿No será hora de dejar de repetir mecánicamente fórmulas? ¿No será hora de nombrarlos por lo que son? ¿No será hora de dejar de insultar a los animales?
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