Marcelo Pato, jefe de policía protector de corruptos.
El comisario mayor Lucio Díaz, director general de Planeamiento de la jefatura de policía, es amigo íntimo y del riñón del jefe de la repartición, el inefable Marcelo Pato. Es un protegido del jefe. Se hicieron amigos cuando Pato estaba en Añatuya y Lucio en Bandera.
Al parecer, en estos destinos comenzaron con sus andanzas o raid delictivo. Hoy, un policía retirado se animó a denunciar a los policías ladrones del puesto caminero de Palo Negro y quedó al descubierto una verdadera asociación ilícita que permitió a los uniformados alzarse con abultados botines de dinero producto de las coimas y de maniobras en la oficina receptora de Rentas.
También los policías de Pato manejan a los levantadores de quiniela clandestina en todo el corredor del sur; desde Herrera hasta Selva.
Todo el dinero mal habido era depositado en la cuenta personal del mismísimo comisario mayor Lucio Díaz y, según policías que reservan su identidad, “la platita era repartida entre superiores (Pato) y subordinados (un agente de apellido Galeano, de Palo Negro).
Le cayó otro alfil al inescrupuloso jefe de policía del gobernador Gerardo Zamora y del ministro de Gobierno, José Emilio “Pichón” Neder.
¿Qué hizo Pato, entonces? Le dijo a Lucio Díaz que salga de licencia por tiempo indeterminado.
O sea, lo protege en lugar de ponerse al frente de las investigaciones y mandarlo preso por corrupto –y por más amigo suyo que fuere-, como hacen con pobres muchachos del interior que están semanas enteras en los calabozos incomunicados por robarse una gallina.
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