jueves, 15 de julio de 2010

Buenos

Sergio Sinay

Seleccionado español de fútbol, campeón del mundo.
Según un dicho que suelen citar muchos tramposos, ventajeros, oportunistas y pragmáticos, ganar no es lo más importante: es lo único que importa. Para ellos, el fin justifica los medios.
En fútbol, Holanda había perdido dos finales (en 1974 y 1978), pero había quedado en la memoria de quienes amamos este deporte como un equipo que revolucionó el juego, le dio aires nuevos y libres, produjo una revolución intelectual y lo hizo todo con las mejores artes. Holanda acaba de perder su tercera final. Esta vez quedará en el recuerdo como un equipo violento, artero, quejoso, que renegó del juego y de sus propias (escasas) virtudes en busca de destruir las del rival con las peores armas, todo esto apañado por un cómplice impresentable como el árbitro inglés Howard Webb.
El actual técnico holandés (Bert Van Meiwijk) y estos jugadores destruyeron aquella reputación y aquella memoria a cambio de nada. “Yo quería ganar aunque no fuera jugando bien”, dijo Van Meiwijk. Perdió. Y no sólo el partido: también reputación, memoria y respeto. Quien sabe cuándo y cómo Holanda los recuperará.
Quizás de esto puedan tomar nota muchos en la política, en los negocios, en la cultura, en las relaciones interpersonales. Ganar no es lo más importante. Es una consecuencia. España es hoy campeón del mundo porque lo más importante para sus jugadores y para su técnico (Vicente del Bosque, un señor en la derrota y en la victoria, un hombre mesurado, que no usa rosarios enrollados en la mano, ni dos relojes, ni besuquea para las cámaras a sus jugadores, ni insulta en las conferencias de prensa, ni se pone al servicio de quien sea si quien sea tiene poder) creen que jugar bien es lo más importante. Y se prepararon para ello durante muchos años, y tuvieron paciencia y humildad (no exitismo y soberbia).
Y no ganaron ni con ayuda de Dios ni de algún ídolo iluminado, sino con la maravillosa sinergia de un equipo en el que cada quien fue parte de un todo que fue más que la suma de las partes, Una vez más, el fútbol da material para reflexionar sobre modos de vivir.
Y como en la vida, de tanto en tanto, en el fútbol ganan los buenos.

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