Viejo peronista
Carlos Arturo Juárez.
Sentimientos encontrados tenemos los que acompañamos por mucho tiempo a Carlos Arturo Juárez, hasta que la influencia de su segunda esposa nos fue alejando de la militancia junto a él. Están los recuerdos de los viejos tiempos del peronismo al que se incorpora luego del triunfo del general Peron en ese domingo histórico del 24 de febrero de 1946. Los tiempos de sus primeros éxitos y la adversidad y la resistencia preonista.
Por contrapartida la influencia de la Nina , mujer de escasa preparación que se creyó dirigente política y que fue apartando a Carlos Juárez de sus amigos de toda la vida y de sus propias hijas y nietas.
Cómo olvidar el conflicto con el senador José Figueroa, que facilitó empleos a las hijas del viejo caudillo a instancias de éste y que luego lo deja solo con el odio de la Nina por haber sido sensible a las necesidades de las hijas de Juárez.
No puede escapar en la crónica la actitud débil con su amigo de siempre, Juan Rodrigo cuando la “rameras” se aprestaban a humillarlo con sus carterazos, pobres mujeres ignorantes que son tal vez la muestra del fracaso de Carlos Juárez.
Hoy Juárez se ha convertido en “juarismo”. Así se dice cuando en los centros más elevados del análisis político se estudia la actual situación de Santiago.
Cuando se enteran de la corrupción actual, de un poder judicial en comisión, de la falta de información, del espionaje y la falta de libertad de prensa, dicen “veo que en Santiago sigue gobernando el juarismo.
Tan sigue gobernando que en las crónicas sobre su gobierno no faltan las falsedades sobre índices como la mortalidad infantil, la pobreza, los salarios de hambre.
Esta fue la única provincia donde los represores que asesinaron y torturaron a los compañeros de la resistencia peronista, fueron premiados con el control de las fuerzas de seguridad, como el tristemente célebre Musa Azar. Eso tal vez deje en claro para el futuro que en realidad por estas tierras no pasó el peronismo, si por peronismo se entiende la opción por los pobres y la justicia social. Hubo juarismo y eso no es peronismo.
La crisis del justicialismo local es la consecuencia de su obra, o de su debilidad ante su esposa que le imponía caprichos y alejó a potenciales dirigentes dignos fuera del esquema político. La gente digna se negaba a la humillación diaria, a la genuflexión al servilismo. Por eso en los medios aparecen figuras grotescas, patéticas y lamentables, que dicen representar al peronismo.
No supo o no lo dejaron retirarse a tiempo, ese fue su peor error. No se murió el padre de los santiagueños: Será el padre de Juan Domingo Pinto Bruchman, pero yo estoy orgulloso de mi padre de sangre que me dio su apellido y me educó y enseñó a ganarme la vida.
No estuvieron las multitudes que algunos esperaban, hubo unas doscientas personas en el cementerio. Como dice la canción que canta Peteco, Carlos Juárez nada le debemos, mejor olvidémoslo.
Este viejo peronista no olvida viejas historias de luchas comunes, pero tampoco olvida como empobreció a la provincia y prolongó su sufrimiento en la actualidad con los sucesores que elegimos en estos años.
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