Por la licenciada María Inés Morello
Sí, estamos hablando de otro personaje que se burló de aquellos que creían en ella, esta vez es Nacha Guevara, quien hace bien en no asumir, porque realmente en qué hubiese honrado a la Cámara baja una persona carente de cualquier visión política y proyectiva para el país.
El tema no pasa por ahí, pasa por el engaño, por la mentira, por la descarada actitud de un gobierno, que en nombre la de Constitución Nacional, impone candidatos que no van a asumir. Esos tragicómicos personajes son una vergüenza, no tienen moral, carecen de actitudes honorables, son una lacra, que se aprovechan de la necesidad de la gente, a quienes les prometen el oro y el moro, cuando saben muy bien que los están engañando.
Ésta y otras actitudes similares son las que hacen que la gente no crea en los políticos, cuáles son los modelos de conducta del adulto que se les dan a los niños, jóvenes y adolescentes. Modelos de corrupción, de falta de ética y de valores, de inconducta.
Lo que nos preocupa a muchos de nosotros, que militamos desde nuestra más tierna infancia en el peronismo, es que estos sujetos se dicen a sí mismos peronistas. ¡No!, ¡no!, me niego a aceptar que estos tipos sean considerados por la sociedad como peronistas.
Los que hemos mamado la doctrina del General Perón, sabemos que la palabra es la expresión del ser del hombre, la palabra es el compromiso asumido en el acuerdo, que la palabra debe respetarse, porque, de no ser así, siembra la duda y la desconfianza.
Las llamadas “candidaturas testimoniales”, han sido un engaño desde el principio. Han sido una burla, una deshonestidad para con el pueblo.
Han sido una infame mentira al auténtico y único heredero del General Perón: el pueblo.
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