En Mendoza, donde estaba radicado desde hace algunos años, y ya en la quietud de la vida, rozando los 90 años de edad, acaba de morir un consagrado de la música popular en Santiago: el maestro Luis Napoleón Soria.
Mencionar su trayectoria como interprete del piano, director de orquestas de todos los ritmos y compositor, sería sumamente extenso.
Estuvo mas de medio siglo consagrado a ello, y bien podría decirse que no solo muchas generaciones bailaron con su música, sino que artistas santiagueños que después saltaron al estrellato en el plano nacional tuvieron con él sus inicios. Cabe citar a Hugo Díaz, Domingo Cura, el destacado bandoneonista Iber Ruiz y hasta el propio Argentino Ledesma.
Estas son algunas de las citas más calificadas de una extensa lista de músicos, cantores y cantantes que pasaron por las orquestas por él dirigidas que animaron muchas noches en distintos sitios de la noche santiagueña. Soria era un genuino producto musical nuestro por afuera del folclore.
Pero el “Gordo”, como se lo conocía entre sus íntimos, tenía además otro perfil. Era un hombre culto y lleno de iniciativas.
Fundó la Academia de Música Lira, el Círculo de Amigos del Tango Homero Manzi, el Sindicato de Músicos de Santiago del Estero, la Unión Vecinal Bº Los Inmigrantes, y el Círculo de Amigos del Billar.
Una vida plena e intensa que matizó entre la música, su compromiso con la sociedad, y con su familia de la que hizo un culto.
Tan extensa trayectoria le valió que el año pasado, el Concejo Deliberante de la Capital , le confiriera el título de “Ciudadano Distinguido”, acto al que asistió acompañado de su numerosa familia y muchos de sus amigos de siempre.
En estos últimos tiempos Soria ya había dejado de interpretar ese piano con la excelencia que le caracterizó siempre y que fue la base primordial de su existencia; pero que no obstante lo proyectó a convertirse, indiscutiblemente, en otro patrimonio musical de los santiagueños, ya mucho tiempo antes y ahora, al momento de su despedida final.
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