sábado, 29 de mayo de 2010

La Patria y el dibujito del kirchnerismo

Luis Pico Estrada

La pareja presidencial.
Miradas del Sur, la publicación dominical que expresa las ideas y las intenciones del gobierno, ilustró su edición con la viñeta que preside está página: a la izquierda Mariano Moreno seguido por las madres de la plaza de Mayo y al  parecer Manuel Belgrano con la bandera azul y blanca. A la derecha José de San Martín seguido por la presidenta  Cristina Kirchner, Raúl Alfonsín y representantes de “pueblos originarios” y al fondo, el Cabildo. Toda una visión de la historia en un dibujito.
Miradas al Sur pertenece al grupo editor comandado por el rabino Sergio Szpolski. Lo dirige Eduardo Anguita. Fue guerrillero y estuvo preso durante casi 11 años por su participación en el copamiento al Comando de Sanidad por el ERP, durante el gobierno de Juan Domingo Perón.
Allí murió el teniente coronel Juan Duarte Hardoy y hubo heridos. El operativo fracasó y fue capturado el señor Anguita  y otros guerrilleros. Su madre fue secuestrada y también su ex esposa; La mamá permanece  desaparecida. Es un hombre que ha sufrido.
De esos tiempos Anguita recuerda “la militancia, haberse integrado a una cosa colectiva, poner la mirada en los que menos tenían…recién ahora se vive un clima en que la gente se apropia de lo que paso en los 70”.
Estuvo en la cárcel diez años, diez meses y dos días. A los 31 años ya en libertad hizo la carrera de comunicación y estudio ingles, viajo y trabajo en España.  Fue gerente de Canal 7 en el gobierno de Fernando De La Rua. Junto a Martín Caparrós escribió el libro La Voluntad, que relata la violenta década del 70. Su lugar en el mundo se llama la gestión de Néstor y Cristina Kirchner. Es un soldado que recibe sus instrucciones por parte de Szpolski a veces en el amplio salón gastronómico de Dolce Vitello.  Han pasado los años. Ha pasado la vida. Hoy la sangre corre  desde las tiernas carnes que sirve el restaurante.
Más allá del festejo popular y del arrebatado deseo de los participantes por recuperar la alegría de las fiestas patrias hay algunos puntos en particular que pueden resaltarse. En primer término la precisión con la que el Gobierno traspasa su visión de la historia y de la política a través de nuevos recursos artísticos.
La segunda es la explosión tecnológica instrumentada desde Casa Rosada para desarrollar la fiesta para los millones de personas que asistieron sino a través de una poderosa red mediática. Ida y vuelta. Se emitió desde las provincias. Se participó por ejemplo de la ceremonia nocturna del Valle de la Luna, encabezada por el gobernador Gioja.  Ochenta  trasmisores de última generación que ya están a punto de cubrir el país entero.
El uso de la cadena oficial maneja la imagen de la Presidenta, su discurso y una publicidad eficaz. Desde el primer gobierno de Perón ese recurso es clásico del justicialismo y de las dictaduras militares. Pero nadie se atrevió a tanto desde entonces. El gobierno no solo ataca en profundidad a su ex aliado mediático – Clarín - sino que se dirige a los jóvenes indiferentes a la política a través del recurso de explotar al máximo recursos de otro orden: la música y el efecto teatral. La contratación de Fuerza Bruta de Jimmy Smart es una alta prueba de sofisticación. No haber convocado a los ex Presidentes argentinos es otra: la Presidenta busca intensamente el glamour. Incluido el fútbol que a todos enamora.
Y eso le está faltando a la política argentina en estos tiempos pos-modernos: el glamour. De ahí que desfilara la desafiante figura de Ernesto Che Guevara entre los padres de la Patria. De ahí los reclamos de los pueblos originarios, la insistencia en las Madres de la Plaza, las fuerzas armadas con uniformes históricos, la utopía de la América Latina unida, el fin del imperio de la cruz y de la espada… En fin. El pueblo jamás será vencido ¿los sueños del 70?.
Las miserias de la política menuda saltan bajo la alfombra. La pobre gente arreada para flamear patéticas banderas en el Te Deum de Luján y otros patéticos grupos en las cercanías de la Plaza de Mayo.
La fiesta del bicentenario fue mucho más que eso. La gente se  entretuvo, se alegró y se entusiasmó. Y aunque parezca mentira se olvidó por unas horas largas de sus temores y de la flaqueza de su bolsillo. El gobierno está exhausto. La oposición también. Mucho menos que los ciudadanos que siguen esperando. Ya vivimos un ciclo nuevo.

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