Las marchas son un recuerdo del pasado.
"Decile a tu mujer que se deje de joder, que no rompa mas las pelotas", dijo la voz de un cobarde, escondida en un teléfono, que no era cualquiera. Quien llamaba, lo hacía desde la casa de gobierno de Santiago, su número quedó grabado por el identificador de llamadas, de la casa de una delegada auto-convocada de salud.
La llamada la recibió el esposo de esta delegada, quien quedó un poco confundido, pues, ella, a esa hora, estaba en la casa de gobierno, convocada a la Mesa de Diálogo para resolver un conflicto que durante 7 meses conmovió la provincia, y que cobró estado nacional cuando la televisión de Buenos Aires, mostró los hospitales de la verguenza.
La lucha fuera entregada por media docena de pícaros, no se sabe a cambio de qué, aunque en los pasillos de los hospitales circula la versión de que habría cien mil razones para haberlo hecho. Sin embargo la amenaza, el amedrentamiento, la persecución política, siguen vivitas y coleando.
Un médico, enojado con el acuerdo, comentó que la policía está instalada en el hospital Regional, impidiendo asambleas y toda reunión del personal, que continúa preocupado por los magros salarios que cobra, y porque sigue trabajando sin aportes jubilatorios, obra social ni vacaciones.
Una enfermera contó que el viernes 9 de abril, casi detienen a una delegada autoconvocada, que llegó al hospital Regional a realizar un trámite personal, y que fué buchoneada por dos antiguos jefes de servicio (Rodolfo Gavícola y Carlos Scaglione ), que corrieron presurosos a llamar a la policía para que expulsarla del nosocomio.
Tanta enemistad o antipatía tiene que ver con que Scaglione (que se comprometió ante el gobierno, no hacer mas marchas o asambleas ), fue removido como delegado autoconvocado, igual que una delegada enfermera “fotógrafa escondida”, por no respetar los mandatos de asamblea y firmar un acuerdo para el que no tenían la aprobación de los trabajadores autoconvocados.
El grupo que los removió, lucha para reorganizar el movimiento que Scaglione, Gavícola y otros pícaros más, traicionaron.
La solidaridad y la bronca de muchos autoconvocados impidieron la detención de esta compañera. Allí se improvisó una asamblea, con la policía vigilando, se denunció la militarización del hospital Regional y la violación de derechos laborales y gremiales de los trabajadores auto-convocados. También se denunció, que algunos antiguos delegados, pretenden poner una mordaza y silenciar a los trabajadores que piensan que el acuerdo no trajo ningún beneficio, pues no se logró aumento del básico, ni se desprecarizó a los trabajadores, y todavía hay trabajadores a los que no se les restituyó el trabajo o la beca que les fue sacada por el gobierno, por participar de esta lucha. Y para ello, son capaces de recurrir a la policía.
Una comisión de la Asociación de Trabajadores del Estado, que depende de la Central de Trabajadores Argentinos reclamó ante el director del hospital, a quien le explicaron que los trabajadores tienen derecho de reunirse en asambleas en el hospital.
Estos hechos, se suman al protagonizado por el delegado Juan Carlos Chazarreta, a quien le violaron el domicilio, rompiéndole la puerta a plena luz del día, y le robaron solamente su computadora, en busca de alguna información, para seguir amedrentando al resto de los trabajadores de la salud.
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