La municipalidad sigue sin candidatos oficiales.
El drama que tiene el gobierno en estos momentos para elegir un sucesor de Julio Alegre no es que sus posibles candidatos no sean fieles al gobierno, ya que cada uno de ellos haría lo imposible para demostrar su obsecuencia a Gerardo Zamora si se lo pidiera. Tampoco que no tengan idoneidad para sentarse en el sillón de frente a la plaza, cualquiera de ellos es tan incapaz como cualquier otro de ocuparse de los asuntos municipales. Y menos aún la coparticipación: sabido es que a este gobierno le dicen “Celular”, porque sin el 15 no funciona, así que cada uno de los postulantes ya sabe con lo que deberá enfrentarse apenas ponga los pies en el edificio de la calle Libertad.
El verdadero problema es que a ninguno lo conoce la gente, ninguno levanta en las encuestas, a cada uno de ellos habría que hacerlo comer un asado en la casa de todos los santiagueños para que sepan quién es, qué cara tiene, qué viene haciendo por su ciudad y qué ideas tiene para mejorar cualquiera de los desastres que hicieron sus antecesores.
De los dos o tres preseleccionados por el partido del gobierno -sea cual fuere ese partido- ninguno llega en las encuestas al uno por ciento de intención de voto. Eso que todos salieron disparados a la calle el mismo día que Zamora les dijo que en vez de la clásica interna, los encuestaría para saber quién de ellos seguirá ocupándose de los asuntos que otrora llevaba en sus manos Julio Alegre. Es decir que si uno de ellos aumentara sus votos al doble de los que tiene ahora, recién llegaría al dos por ciento. Lejos, lejísimos de ganar la elección.
Las preguntas que se hacen los entendidos: ¿Los que sean bajados de la candidatura tendrán las mismas ganas de seguir trabajando luego de saber que se quedarán en el llano cuatro años más? ¿Habrá suficientes concejalías o direcciones para darles a todos los despechados? ¿Qué pasará con quienes -CGT incluída- durante este tiempo les dieron una mano en la campaña? ¿Trabajarán con fuerza par imponer un candidato ajeno, para peor de otro partido?
“La única forma que tiene Zamora de que alguno de sus pollos triunfe en la elección que viene es ponerse la campaña al hombro y salir personalmente, barrio por barrio a hablar con la gente”, sostuvo un dirigente capitalino ante Arena Política y agregó que “así y todo le será medio difícil porque sus candidatos carecen de carisma, no tienen la lapicera y sobre todo están faltos de convicciones”.
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