sábado, 16 de octubre de 2010

Kirchner: ¿mala racha o decadencia?

Por Carlos Tórtora

El kirchnerismo sigue las líneas de un serrucho desde que eclosionó la crisis con el campo a principios del 2008. Los Kirchner vienen bajando y subiendo en una alternancia permanente. Este año tocaron un techo en los festejos del bicentenario. Pero la marcha triunfal hacia el 2011 se está empantanando. La mayor parte de las últimas frustraciones del gobierno son, sin duda, producto de errores políticos del ex presidente. Éste sabía perfectamente que la Corte Suprema era reacia a dejar sin efecto la suspensión de la aplicación del artículo 161 de la ley de medios y, en lugar de minimizar las tensiones, apostó a todo o nada tratando de coaccionar a Ricardo Lorenzetti y sus colegas. Lento de reflejos, Kirchner recién salió a relativizar las cosas, elogiando la independencia judicial, después de que la Corte le falló en contra. Si lo hubiera hecho antes del fallo, el costo político para el gobierno habría sido bastante menor.

El pantano bonaerense

Kirchner sabía perfectamente que la mayor parte del PJ bonaerense está irritado por el avance de Hugo Moyano, la idea de las colectoras y las dudas sobre su candidatura a presidente. Pero también sabía que no había mayores riesgos de una rebelión porque no existía un líder para encabezarla. Al castigar públicamente a Daniel Scioli por aquello de las manos atadas, lo potenció como el líder natural del poskirchnerismo, precipitando un escenario político que le costará cada vez más controlar.

El 82% móvil

Desde que perdieron la mayoría en el Congreso, los Kirchner montaron toda una ingeniería que combinaba el turismo presidencial con las votaciones de proyectos de alto riesgo para el gobierno. Es decir, CFK se ausentaba del país oportunamente para que Julio Cobos se hiciera cargo del Ejecutivo y José Pampuro ocupara su lugar, para desempatar si fuera necesario. En el caso del 82% móvil, el matrimonio presidencial no tomó estas precauciones. Confiaron en que tenían restos para bloquear el proyecto y así no sólo le regalaron unos cuantos votos a Julio Cobos sino que lo potenciaron en la interna radical frente al candidato preferido del gobierno, Ricardo Alfonsín. Pero además, desnudaron que les cuesta cada vez más pulsar los botones del poder.

¿Cómo sigue la racha?

A lo anterior hay que agregarle el fracaso de la gira presidencial de CFK por Alemania, donde recibió un no rotundo a su pretensión de acordar con el Club de París sin acordar antes con el FMI. En el caso del refugio político otorgado al terrorista chileno Galvarino Apablaza Guerra, los Kirchner optaron por conservar el voto de la izquierda al costo de una crisis permanente con Chile y del enfriamiento de la relación con el Departamento de Estado, sensible al refugio otorgado a cualquier terrorista. Golpeado, ahora Kirchner se mueve a la defensiva en dos frentes decisivos: la relación con la dirigencia peronista y la incipiente rebelión empresaria. Como están las cosas, posiblemente lo que más le convendría a Kirchner sería hacer lo menos posible, esperando que la oposición vuelva a cometer errores que lo favorezcan. Todo indica que hasta marzo no empezará el tiempo de las definiciones.

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