jueves, 10 de junio de 2010

Piedad para la pobre cultura santiagueña

Deyes Sosa
 Museo histórico Orestes Di Lullo.
El editorial del diario La Nación del martes, parece haber sido escrito en consonancia con lo que está aconteciendo con el rubro “cultura” en Santiago del Estero, en efecto en la víspera Arena Política denuncia una designación en el ámbito del Museo Histórico de la provincia, que resulta un poco más que descabellada al incorporar a un foráneo sin ningún tipo de antecedentes en el sacro recinto en donde se conserva lo poco que queda de nuestro acervo ancestral.
“Otra designación de un funcionario sin antecedentes ni experiencia confirma el desprecio del Gobierno por las instituciones”, dice el diario porteño y nosotros seguimos el ejemplo de la caterva nacional en donde son más los impresentables al frente del mando oficial que los que en verdad debieran estar.
Designaciones de este tipo vienen a confirmar los dos rumores insistentes que circulan en nuestro medio. El primero que el Jefe de Gabinete, no posee el nivel intelectual, ni “las luces” necesarias como para manejar y decidir sobre el rubro cultural, por una parte. Y en segundo término que el Gobernador nada puede hacer al respecto, porque nadie le quiere aceptar ninguna designación, para no comprometerse, ni mezclarse con el prontuario de los funcionarios que lo acompañan.
“Cuando asumió, la presidenta Cristina Kirchner manifestó que su administración se concentraría en reforzar justamente esos aspectos del sistema. Han pasado dos años y medio de ello, y la realidad indica que, en lugar de producirse avances, se perciben claros retrocesos en esas materias.” Dice la Nación, cosa que está ocurriendo en esta provincia, con la diferencia que ya lleva más de seis años.
“La designación de una persona con deficientes cualidades técnicas constituye, de por sí, una subestimación de estos avances en la disciplina y del esfuerzo que, día tras día, se realiza tanto desde el sector académico como desde la sociedad civil organizada. Pero, además, la falta de apego a una indispensable meritocracia, falta que se repite también en la gran mayoría de gobiernos provinciales y municipales, supone enviar al resto de la ciudadanía un mensaje muy preocupante. Estos hechos demuestran una vez más el grave retroceso institucional que padecemos y que se advierte en el diario sucederse de acciones de gobierno que se improvisan al compás de los deseos de sólo un par de personas y se ejecutan sin consultas y, a veces, sólo mediante órdenes verbales y sin medir sus tristes consecuencias tanto en el plano interior como en el exterior. “Estas palabras constituyen un hecho preocupante, toda vez que parece un calco, la realidad nacional, como la provincial que exhibe un triste nivel en la categoría autoridades superiores. Ni hablar de los funcionarios de segunda.
“Los países organizados y con instituciones sólidas se caracterizan por la meditada selección de funcionarios con antecedentes y con trayectoria. La Argentina, por desgracia, sigue retrocediendo hacia los niveles de una monarquía absolutista regida pura y exclusivamente por los designios del matrimonio presidencial que, por lo visto, sólo tiene en cuenta para la selección de sus funcionarios los vínculos con ellos y su fidelidad. “
Aquí, aun no nos gobierna un matrimonio, pero el fondo del asunto, resulta ser el mismo: para que alguien asuma debe ponerse de rodillas ante el poder con mando y después hacer… quien sabe qué.

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