En vez de propiciar una elección interna en la que los pretendientes muestren qué quieren hacer y cómo lo harán una vez que –si ganan las elecciones- ocupen el sillón de la calle Libertad frente a la plaza, como es tradición en el centenario partido en que milita, el gobernador Gerardo Zamora acaba de anunciar a sus íntimos que contratará una consultora de dos pesos por opinión, para que una encuesta le avise cuál de sus pollos es el que mejor “mide” para ungirlo como candidato de Santiago y cuál en La Banda.
Como si se tratara de elegir el dulce de leche con mejor envase, el arroz que no se pega o el jabón que lava más blanco, luego de que la consultora le indique qué cantidad de votos obtendría en setiembre cada uno de los propuestos, Zamora lo llamará a su despacho, lo felicitará y le dirá que ya es el candidato.
Algunos de los que desean ser intendentes, ya caminan los barrios de Santiago y La Banda , sacando chispas a las calles de pavimento y de tierra de ambas ciudades, adoctrinando a su gente (“adoctrinando” es un modo de decir). La doctrina que les inculcan es más o menos la siguiente.
-Si un tipo con cara de porteño o una chica con unos papeles te pregunta, decile que me vas a votar. Mirame bien, soy Fulano de Tal, ¿me oyes? Decí conmigo, Fu-la-no-de-Tal. ¡Muuuy bien!, ¡así! Repetilo hasta que te duela la cabeza. Ahora tomá la zapatilla izquierda para tu changuito, ya sabes, si gano vení a buscar la otra. Si no, alpiste.
No estaría mal acompañar a los encuestadores para saber qué opina la gente. Desde ya, adelantamos algunas respuestas.
-¿Elecciones?, ¿de nuevo?, ¿no hemos votado el año pasado?
-¿Gerardo no jugaba con Julito a muerte?
-Yo soy de la mitad más uno que no vota así que no me anote, don.
-¿Para qué encuesta?, ¿no van a tacuchar ahora también?
-Yo voto por el Zaino. A dos manos.
-Voto a los socialistas si no ponen los mismos de toda la vida.
-Ponga que voy a votar por el que regale los bolsines más grandes.
-¿No sigue Julito?, porque como van las cosas parece que no se ha ido.
-¿Quién está ahora?
-¿No tienen miedo de que Chabay los pase por encima?
Lo cierto es que -fuera de broma- los radicales oficialistas de Santiago se aterran cada vez que piensan en la posibilidad de que resuciten don Hipólito Yrigoyen, Leandro Nicéforo Alem o tan siquiera el colorado Bruno Volta, que sacarían carpiendo a estos nuevos correligionarios que creen que la Unión Cívica Radical es el supermercado de sus ambiciones personales, para peor eligiendo candidatos como si fueran galletitas Bu-Bú, Criollitas o Expréss.
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