Médicos, enfermeros y trabajadores de la Salud de Santiago del Estero van a cumplir seis meses reclamando un buen servicio y mejoras salariales, en una lucha clara y sin segundas intenciones; menos aún, sin color de banderines políticos. Por ello, los “auto-convocados” están unidos y con mucha valentía. Saben lo que quieren, con mucha claridad. No aceptan el descuido, la irresponsabilidad y el latrocinio de los ministros y del gobierno provincial en materia de Salud, en perjuicio de los pobres santiagueños que tienen que recurrir a los hospitales públicos.
De todos modos, es una lucha despareja porque no los acompañan los medios de comunicación ni los atiende nadie de los tres poderes públicos de la provincia. La clase política (con algunas excepciones) está callada y confundida porque el mensaje del gobierno es fuerte y pertinaz, donde todos están pagados y empujan esta suerte de campaña mendaz que busca disfrazar de “político” al movimiento genuino de los trabajadores de la Salud.
Al que no alcanzan a comprar es al santiagueño común; ese que va a los hospitales y comprueba que no hay insumos y que los médicos y enfermeros perciben sueldos de hambre. Son los miles de comprovincianos que, despacito, se van sumando todos los jueves a las 20 en la marcha antorchas de los “autoconvocados de la Salud ”. Un ejemplo: el jueves pasado, a la misma hora, el gobernador Gerardo Zamora inauguró una obra en el barrio Sarmiento y tuvo un auditorio de mil personas, mientras que los trabajadores de la Salud juntaron diez mil almas en su protesta por las calles del centro ciudadano.
Además, el sábado (domingo a la madrugada), se le escapó la tortuga al cajero de Zamora que saca la billetera y controla toda mención a la lucha de Salud. Se olvidó de concurrir al festival de la Salamanca (“una fiesta de oro” que ha organizado el intendente bandeño Héctor Eduardo “Chabay” Ruiz), y ponerle la tapa a León Gieco.
Un descuido imperdonable para “la política comunicacional” del zamorismo, porque al no comprar al cantautor de Cañada Rosquín, Santa Fe, dejó desguarnecido el arco y León, con mucho carisma y demasiada habilidad, hizo un golazo cuando adhirió a la lucha de los “autoconvocados de la Salud ” y fue aplaudido por más de veinte mil personas, en la cancha de Sarmiento.
León acalló los instrumentos y, sin guitarra y sin armónica, se adelantó en el escenario y habló de frente con la multitud. Reivindicó a los médicos, invitó “a los santiagueños bien nacidos a acompañarlos” y, tras los aplausos, gozó cuando por varios minutos la gente gritó, al unísono: “León” y “Salud”.
Como siempre dice León Gieco: “Todo está clavado en la memoria/, espina de la vida y de la historia”.
Foto: León Gieco en la Salamanca, hace dos noches.
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