El traumatólogo Hugo Villalba, hijo del querido “Chiquito” Villalba (fallecido y siempre recordado como un auténtico trabajador y sindicalista que supo defender a sus compañeros), fue “despedido” de su cargo ad honorem como médico de Quimsa.
Claro, Hugo, es uno de los médicos que apoya y participa de los “auto-convocados” de la Salud , que están reclamando políticas en serio de este gobierno provincial al que parece no interesarle el destino de miles de santiagueños del interior que no pueden acceder a una buena salud pública.
El “caso Villalba” nos enfrenta con aquellos regímenes del apriete, la persecución y la discriminación. Al juarismo, por ejemplo. Radicales del zavalismo y justicialistas del iturrismo se llenaban la boca hablando contra “las persecutas del viejo y de la vieja”, y resulta que hoy, juntos en el maridaje radical-kirchnerista, hacen política en Santiago con las mismas prácticas decadentes y antidemocráticas del juarismo.
Veamos, al gobernador Gerardo Zamora no le gustaba que Hugo siga siendo el médico de Quimsa, “porque está en la contra”. Llamó a sus aliados de hoy, Gerardo Montenegro (diputado provincial oficialista, secretario general de Upcn, miembro del secretariado de la CGT y presidente de Quimsa) y a Daniel “Lalo” Zani (subsecretario de Deportes y dirigente de Quimsa), y les ordenó que “rajaran” al médico porque, de lo contrario, “el gobierno no apoyará más, económicamente, al club de básquet”.
Dicen que los muchachos que se dicen peronistas pero que actúan como radicales gorilas, se encontraron entre la espada y la pared y no tuvieron más que acatar y correr al médico que nunca les cobró un peso y, encima, es el hijo de uno de los mejores basquetbolistas y gremialistas que tuvo Santiago del Estero en los últimos 50 años.
No les importa. Montenegro y Zani son capaces de pisotear banderas, principios y hasta amigos con tal de seguir cerquita del calorcito zamorista.
Lo importante es que Hugo deja el cargo de médico con la cabeza bien alta y el reconocimiento de socios, simpatizantes y jugadores. Porque lo suyo nunca fue oportunista y él estuvo en Quimsa mucho antes que llegaron los gremialistas y políticos iturristas (hoy zamoristas), con el objetivo de “levantar al básquet”.
El doctor Hugo Villalba llegó en las épocas del TNA, cuando “Cacho” Banegas era el director técnico, y desde entonces trabajó con pasión y profesionalismo. Su trabajo fue transparente y desinteresado, en todas las divisiones, con profesionales a los que nunca podrá devolverle tanta generosidad y entrega.
Fue también el que le dio soluciones a los dolores de jugadores como Marcelo Richotti (antroplastía de cadera y hoy transcurre sin dolor), Luis Pikaluk (fractura de muñeca antes del partido con Tucumán BB), y asistió diariamente a Currat cuando se enfermú su hija.
En Santiago, como en épocas del juarismo, todos estos antecedentes no cuentan porque Hugo Villalba es un libre pensador y, sobre todo, un médico valiente que defiende a la Salud Pública. Como disiente con Zamora y sus funcionarios, tiene que estar en la calle.
Foto: Hugo Villalva en la última
asamblea de los auto-convocados.
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