jueves, 30 de septiembre de 2010

A la opinión pública y a los descocados policías

El autor de la nota.
Víctor Daniel Nazar
Que la policia de la provincia esté desmadrada en la actualidad ya no sorprende, como tampoco debe sorprender la directa participación que muchos de sus altos funcionarios tuvieron en varios graves delitos aun sin resolver.
Ahora no se conforman con ser los sirvientes para el traslado de dinero mal habido. También se encargan del armado de "camas" para quienes consideran sus enemigos. ¿Acaso Raúl Domínguez era su enemigo?
En los últimos días los inutiles dependientes del mal llamado Departamento de Inteligencia Criminal (el antiguo D2 ) junto a unos cuantos malandrines del D6 contrataron los servicios de un detenido recientemente liberado de la Unidad Penitenciaria de Salta, para fabular una historia de venganza contra quienes supuestamente violentaron hace dos años mis oficinas, apropiándose de una importante suma de dinero que hoy parecen disfrutar a "medias" ex policías, policías en actividad y ciertos conocidos ladrones vinculados a quienes se hacen llamar "los que manejan la lapicera". Lo hicieron para mancillar mi buen nombre.
Aunque el Poder Judicial esté desprestigiado quedan algunos cuantos jueces honestos que no se prestaron a la joda y se opusieron rotundamente al manoseo político, judicial y policial que en muy baja voz detestan.
Quienes cometieron aquel robo en mis oficinas laborales, delito no resuelto y  encubierto desde el gobierno de la provincia, se saben descubiertos. Sus nombres y apellidos obran en la causa y denuncia criminal oportunamente interpuesta en su contra. La sociedad los conoce y sabe que son ladrones. Algunos son asiduos concurrentes a ciertos y determinados "despachos judiciales", otros son activos socios y colaboradores del corrupto sector policial que aun subsiste del régimen destituido.
A todos estos inútiles ladrones con uniformes les digo que deberían investigar las muertes, asaltos y los alarmantes delitos que hoy ocurren en nuestra provincia y dejar de armar historias equivocadas contra quienes con razón los cuestionan. Peor aún, arman causas contra determinados ciudadanos que buscan justicia a tientas en lugares reducidos donde la policía con linterna no encuentran nada.
Tarde o temprano el tiempo les llegará. Miren a su alrededor y vean cuantos intocables de antes hoy están sentados en el banquillo de los acusados. Me refiero a esos hombres a quienes ustedes lamían sus traseros. ¿Los recuerdan?
Ese es mi consejo para los policías ladrones.

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