jueves, 19 de agosto de 2010

Los insumos de las cárceles, otro negocio para los amigos del poder

Madres de internos durante el último trágico motín de la Alsina 850.
Más de dos mil quinientas personas comen lo que entregan proveedores privados a los institutos penales.  Cálculos someros indican que hay unos 600 internos en el penal de Varones, más los alojados en Pinto, a los que se deben sumar la cárcel de mujeres, púberes varones y mujeres y los detenidos en las alcaidías de las Unidades Regionales y las comisarías. Si a todos ellos se les agregan los guardia cárceles y policías de comisarías, en cálculo mezqquino se llega fácilmente a las 2.500 personas consumiendo por lo menos dos comidas diarias, es decir 5.000 raciones.
A esto cabe sumarle colchones, papel higiénico, dentífrico, jabón, frazadas, utensilios de cocina, trapos de piso, detergente, lavandina, y todo el stock de elementos que son necesarios para mantener aseada a una población tan grande de gente.
Lo poco que se sabe de este paquete de compras de insumos que hace el Estado, es que lo manejan cuatro o cinco pícaros que se quedan con todo el negocio de los institutos penales de la provincia, sin pasar por la consiguiente licitación.
Arena Política está en condiciones de asegurar que todas las adquisiciones se efectúan por el sistema de compra directa y que se maneja un volumen enorme de dinero, ya que 2.500 personas comen fácilmente más de seis medias reses vacunas por día. A ello hay que adicionarle pan, fideos, arroz, harina, aceite, sal, azúcar, yerba, cubos de sopa, latas de arveja, de tomate, pimiento, cebolla y, en fin, todo lo que se utiliza para cocinar en una casa, pero multiplicado, como se dijo, por 2.500.
Quien revise los Boletines Oficiales, por lo menos los de este año, no hallará ningún llamado a licitación para proveer de esta enorme masa de elementos a tanta gente a cargo del Estado. Ni siquiera una breve mención en ninguna parte.
“Es un negocio exclusivo para los amigos personales del Jefe”, informó un alto funcionario del Penal de Varones. “Si cualquier día de estos la Justicia mete sus narices en las compras de insumos para los presos, se llevará una de las sorpresas de su vida, pero dudo que lo hagan, los jueces siempre están mirando para otra parte”, agregó.

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