El intendente Luis Saleme.
La corta sesión de ayer en la Cámara de Diputados, que extrañamente comenzó unos minutos después de las 2 de la tarde, sin embargo le alcanzó al oficialismo de la Cámara de Diputados para mandar a dormir el sueño de las comisiones los dos proyectos de ley del diputado José Walter Fares Ruiz, que pretende que se intervenga la comuna de Las Termas.
A pesar de la muy bien fundamentada argumentación expuesta en el proyecto y sostenida verbalmente en la Cámara , el oficialismo ni siquiera se dignó a responder a Fares, que solicitaba que su ciudad volviera a la normalidad institucional, por haber sido gravemente violada la Constitución de la provincia.
El Departamento Ejecutivo de Las Termas se ha negado en reiteradas oportunidades a brindar al Tribunal de Cuentas, el informe de los gastos de la comuna, lo que constituye una grave colisión entre dos poderes constituidos en aquella ciudad. Esta anómala situación tiene como consecuencia que toda la acción de la comuna se ve sospechada de irregularidades y corrupción.
Además, los concejales y el intendente, Luis Saleme, volvieron a llamar a elecciones de acuerdo a la vieja Carta Orgánica, que fija dos tercios de las bancas para el partido que triunfe en las elecciones y el resto a repartirse proporcionalmente entre el resto. En el medio, un mismo juez ha hecho valer la vieja constitución para avalar la anterior elección y la nueva para el vencimiento del mandato de los concejales, lo que constituye, además de un contrasentido, una aberración jurídica.
Más allá de eso, Fares tiene, como el resto de la ciudadanía de Las Termas, sobradas sospechas de que el actual intendente, que buscará su reelección, no tiene las manos limpias, ya que es voz corriente en esa ciudad el enriquecimiento súbito de Luis Saleme, justo en los años que le tocó ser intendente.
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