Eduardo José Maidana
Eduardo Maidana. |
Pilar Rahola es catalana, agnóstica, socialista, fue vice alcaldesa de Barcelona, periodista y sobre todo con una gran apertura mental aguantada por un buen par de ovarios. Escribe en La Vanguardia , de su ciudad y filiación. En una nota del 16 de julio corriente emitida a los 0,57 minutos, toma recién salido del horno el episodio senatorial sobre el supuesto – al menos virtual – matrimonio entre personas del mismo sexo.
Y cuenta que hace seis años el triunfo de Rodriguez Zapatero motivó una reunión en la Secretaría de Estado del Vaticano, presidida por el Cardenal Ángelo Sodano y con varios obispos llamados para considerar lo que se venía. Rahola describe el lugar y los mapas antiguos y nuevos del cristianismo: la paz de Westfalia, la Reforma , etc. y el actual. Se concluyó que Rodríguez Zapatero – al que debieron conocer – así como sobre que sea un líder masón no hay comentarios, iba a cruzar el Atlántico para minar la cultura de raíz cristiana en el espacio latinoamericano.
Y en España, las parejas de homosexuales no superaban las 10.000 según la información oficial. Pero, Pilar Rahola no duda: esta noche de julio ganó Rodríguez Zapatero en Buenos Aires. En España la ley salió sin un problema social, sin adopción.
Lo que vino y se viene, se explicarían en la ideología. Por eso digo que ganó la transversalidad liberal-radical-socialista. Que renunció a derrotar a Kirchner, dejarlo tambaleando en su avidez de perpetuidad y de ganar opciones entre las personas representadas por los 60 mil, que pese a la ola polar se manifestaron frente al Congreso. Prefirieron sus dirigentes – por sí haya dudas –, darle la victoria al matrimonio que va por la reelección de alguno de los dos. ¿Por qué?
Tal gesto sólo puede ser dictado por muchísima plata (vista la corrupción imperante) o la coincidencia en una convicción religiosa. Y el populismo (masón o no), es una creencia de este tipo. Progre-laicismo le llaman en España, quizás definiendo una variante: la aproximación sin compromisos militantes. Todo se escudó en dos supuestos insostenibles: el problema social y la discriminación que existirían en niveles graves.
Cuando escuché que habría 400.000 gay -para mentir hay que mentir en grande según los estafadores- recordé aquellos 1.200.000 casos que justificaron la ley de divorcio; veinte años más tarde, rondaban los 100 mil las demandas. Nos mintieron con los 30 mil desaparecidos injuriando a la comisión presidida por Ernesto Sábato. Un dato: Inglaterra registra sólo 10 mil uniones gay (4,5 por ciento) al cabo de casi diez años (serían sobre 200 mil censados) y entre 50 millones de habitantes, pese a su larga tradición de tolerancia basada en la discreción y el decoro.
La tolerancia argentina supera a la inglesa. No creo que allá altos miembros de la justicia y del gobierno sean tolerados como gays, y aquí sí; académicos, dirigentes y
protagonistas de los medios de comunicación, periodistas artistas, profesionales y profesores universitarios, se ubican en esta peculiaridad sin discriminación alguna. Luego, si no fue social el tema, ni la discriminación el motor, ¿dónde es ubicable como hecho fogoneado desde la ideología?
Creo que fue un exitoso hecho mediático. Largamente preparado. En cada capital se hizo “la marcha del orgullo gay”. Aquí arribaron ómnibus y engrosaron unas 250 personas. Los medios dieron amplia cobertura. Los periodistas sabemos que una vez la noticia publicada o emitida, es eso solo: una noticia, dos veces es un favor y de tres veces para arriba es una campaña. Haga memoria, ocasional lector, sobre la recurrente presencia del tema en diarios, canales y radios en estos meses pasados.
Buenos Aires decadente es la inmensa pantalla que marca la agenda del país. Es la yegua madrina mediocrática. El sistema: canales, cables, radios y productoras, son provistas por el liberal-capitalismo yanqui y español, y los contenidos desde las usinas de la ideología transversal. La modificación de esta tierra y su gente se está operando desde la cultura y por su intermedio. Nada es inocente. Es obvio que el matrimonio gay como tal, no fue votado por todos los que alzaron la mano o votaron yéndose.
No pocos de los presentes y ausentes no escaparon a motivaciones lucrativas, viajeras, políticas de tipos varios. Y a sabiendas o como idiotas útiles, bien sirvieron para alegría de Rodríguez Zapatero. Es decir que lo que en dos siglos trabajaron otros co-religionarios para meter la ideología desde Francia, ahora sí, al fin, lo hacen desde España en el caballo de Troya de las privatizaciones y del disfraz peronista. Menen y Kichner. Sin esta complicidad, la izquierda de cepa social-marxista con el piso del 2% de sufragios, jamás habría llegado aquí al poder y a montarse en el Estado nacional.
Bergoglio, y por primera vez oigo a la jerarquía de la iglesia católica argentina, habló de la cultura “que nos están robando”. Hace años escribí para El Liberal una nota que titulé: “Es la cultura, estúpidos”, lo recuerdo aunque sea de tan pobre un mal consuelo. Transportada por la Tradición , esa Cultura porta el núcleo central de Creencias (mentalidad le llama don Pedro J. Frías) en la que se labra nuestra Identidad. Conforme a ello, cada sociedad elabora, sí o sí, los Paradigmas a los que se ajustan las conductas según el sentido común. (Manuel Garretón)
La secuencia dinámica de la Tradición-Cultura -Creencias (en su más amplia acepción)-Identidad-Paradigmas, anidan y se atesoran, en su sentido estricto, en la Familia. Es lo que está en juego; no el Sacramento que, como en el caso del divorcio, no es válido para todos en una sociedad plural. Para Juan Claudio Milner, filósofo francés, la destrucción del “cuadríciple”: hombre-padre, mujer-madre, hijo-estirpe y familia-núcleo vital en su Tradición de más de 6.000 años, amenaza con el más gigantesco genocidio que su pueblo haya conocido. (El judío de saber). ¿No asusta la inconciencia del riego?
El minúsculo cogollo de la cultura residual, remanente del estruendoso fracaso político del marxismo-socialismo, en este pequeño pueblo inestable, sin república al cabo de 200 años, ni democracia real al final de l50 años, ni órganos del Poder creíbles en independencia y honradez, que produce crímenes políticos por miles, atropelló 60 siglos de la institución del Matrimonio-Familia, la desarmó como un juguete con la seriedad con la que afirma que la inseguridad, la pobreza y la inflación son meras sensaciones.
Para Fernando Schwarz: integrar nuevas experiencias, recrear valores y experimentar lo sagrado es fundamental en la Tradición que transmite la Familia en cada Sociedad. (Mitos, Ritos, Símbolos).
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