Un pescador recoge peces muertos en el lago de Las Termas.
Es imposible pedirle al defensor del Pueblo de Santiago, Martín Díaz Achával, que se ocupe de los derechos difusos conculcados a los santiagueños. Sólo hará lo que su jefe, Gerardo Zamora, le indique, es decir, dedicarse al problema del medio ambiente, único radio de acción que tiene en la actualidad.
Lo demás, como el drama de los integrantes de la juventud radical, injustamente apresados por la policía juarista, por haber cometido el delito de repartir una revista partidaria en la vía pública, le tiene sin cuidado, además José Zavalía, para el sistema que domina la provincia, no es un contrincante político a vencer sino un enemigo público a matar.
Por eso llama poderosamente la atención que en el tiempo que lleva como defensor nunca le haya importado la contaminación del agua en el dique de Las Termas, de otro modo ya hubiera tenido alguna solución concreta. Llama la atención también porque Darío Alarcón, su antecesor también decía que se ocupaba del caso, sin efectos a la vista por lo que se puede observar.
Todos los años, en esta época, los termenses observan azorados la aparición de peces muertos en el lago que constituye una de sus principales fuentes de trabajo, ya que pescadores deportivos y turistas se dan cita allí, solamente para disfrutar de su paisaje o de los frutos del agua.
Pero el defensor del Pueblo, hoy Martín Díaz Achával y ayer Darío Alarcón, miran para otro lado, como corresponde.
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