viernes, 21 de mayo de 2010

Beltramino: el único que ganaría de punta a punta

El único indiscutido del zamorismo.
En tiempos en que políticamente se discute desde la titularidad de los partidos hasta la legitimidad de sus dirigentes, peronistas, radicales, socialistas, independientes y escépticos coinciden en un nombre. Todos sostienen que si Gerardo Zamora decidiera ungir como candidato a intendente a Juan Manuel Beltramino, las elecciones de agosto o setiembre, serían un agradable paseo y no el tembladeral incierto que se avecina.
“Hasta se podría dar el gusto de intercalar como candidatos a concejales a un peronista y un radical y nadie se enojaría por eso”, arriesgó un dirigente justicialista capitalino con varias elecciones en sus espaldas.
En cualquier consulta que se haga en la calle, en las oficinas, en los comercios, quienes lo conocen, que no son pocos, coinciden en que es el único dirigente que goza de las simpatías generales sin haber hecho hasta el momento ni una sola pintada ni haber salido a los barrios a arengar a la gente para que lo vote ni -mucho menos- lanzar a correr su nombre para que le hagan un dudosa encuesta.
Al revés que en La Banda, donde frente a Héctor Ruiz no hay un solo nombre que concite la atracción del zamorismo, la candidatura de Beltramino en Santiago sería un lujo no solamente para el partido que finalmente elija Zamora para presentar sus candidatos sino para cualquier otro que lo incorporara a sus filas.
Beltramino es contador público especializado en finanzas, fue director de presupuesto de la provincia, además secretario de Economía de la municipalidad, diputado provincial y actualmente es coordinador del área de Gabinete (de licencia). En toda su trayectoria profesional y pública no se conoce que jamás haya sido rozado por alguna de las sospechas que hoy pesan sobre la mayoría de los funcionarios santiagueños.
Su paso por la comuna al lado del recordado intendente Mario Bonacina, lo hizo conocer de cerca los problemas de la mayor parte de los barrios capitalinos. Es recordado por los empleados de municipalidad y los vecinos de la ciudad como un hombre entero que jamás levantó una moneda que no fuera suya.
La honestidad y el buen nombre de Beltramino son hoy -quizás- los únicos inconvenientes para que sea considerado seriamente por Zamora a la hora de ungirlo como su candidato a intendente, ya que lo primero que haría si lo eligieran, es terminar de cuajo con los chanchullos que se han venido cocinando en la comuna desde tiempos del propio Zamora, pasando por Julio Alegre y terminando en Hugo Infante.
Zamora haría un gran favor a los santiagueños si lo eligiera candidato a intendente, aún sabiendo que los negocios que aún tiene en la municipalidad terminarían abruptamente y de que varios de sus correligionarios podrían enfrentar la cárcel en caso de que Beltramino les descubra los negociados.
Un pequeño riesgo para Zamora, un gran salto para la capital. 

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