Ayer, se conoció el fallo de la Cámara de Apelaciones de segunda nominación integrada por Abelardo Basbús, Gustavo Herrera y Luis Lugones, que revocó el procesamiento del juez del Crimen de cuarta nominación, Ramón Tarchini Saavedra y, consecuentemente, puso en libertad a los guardia cárceles que custodiaban los pabellones de la Cárcel Pública de Varones (Alsina 850), la tarde del 17 de diciembre de 2007, cuando murieron 34 detenidos.
Doce guardia cárceles y tres oficiales habían sido procesados por Tarchini Saavedra por abandono de persona seguido de muerte, homicidio y lesiones graves dolosas. Ahora, el tribunal de Alzada los puso en libertad al modificar la calificativa por homicidio y lesiones graves culposas (sin intención).
No hay que olvidar que esta tragedia concitó la atención de los grandes medios nacionales que llegaron a la ciudad y realizaron amplia cobertura al suceso y, desde entonces, se puso la mirada en el funcionario responsable: el ministro de Justicia, Ricardo Daives.
Recordemos también que por aquella época, el director del Penal, Rodolfo Camaño, intentó -sin éxito-, plantar la hipótesis de un amotinamiento e intento de fuga. Era la estrategia defensiva del Gobierno, ideada por “el genio” de Daives. Pero fue en vano. Nadie le creyó y la maniobra se volvió en contra. El gobierno no tuvo en cuenta la fuerza y la lucha de los familiares de los muertos.
Frente a ese nuevo contexto, Daives activó el plan B: culpar a los guardia cárceles. Por ello dio órdenes de que fueran acusados y detenidos, siempre creyendo que iba a desembarazarse de todas las sospechas de familiares y de la ciudadanía. Claro, el ministro, de tanto pensar cómo hacer espionajes a veces deja de lado sus funciones y responsabilidades, y así traspapeló las innumerables notas de los funcionarios carcelarios que le reclamaban más personal, pertrechos, sistema de lucha contra el fuego, etc. (Dicen que no había un solo mata fuegos en la Cárcel Pública de Varones).
El fallo de la Cámara de Apelaciones de segunda nominación fue un escándalo a la hora de modificar la calificativa del juez de cuarta. Al decir de un testigo, se paece a “una bolsa de gatos”. (La gente tiene que saber, por ejemplo, que no se hablan entre ellos; y eso que son tres. Al parecer, como dos son radicales, es lógico que ya tengan una interna).
Lugones y Herrera integran un bando y están enfrentados con el “bloque unipersonal” de Basbús, a quien califican como “el genio, pero del mal”, por su carácter y mala fe. Incluso, el “el bloque de los 2” sospecha que “Lalo” Basbús los “alcahuetea” en el poder político como si fuera de la Side , en razón de que reporta, directamente, desde que era titular del juzgado, al ministro Daives. De todos modos, Basbús brinda sus explicaciones: “Corresponde que consulte y reciba órdenes de quien me puso como juez”.
Por el caso de los guardia cárceles se escuchó decir a uno de los camaristas: "¡Qué quilombo que se va a armar, pero yo hago lo que me dicta mi conciencia, total…tengo el cargo en propiedad y no soy radical”.
Otro, apesadumbrado, confesó a un amigo que luego de estudiar el caso y analizar los planteos de las defensas, había llegado a la conclusión de que no podría acusar a los guardia cárceles y que debía dictárseles la falta de mérito.
De todos modos, los fundamentos aún no se conocen, pero sabemos que ya partió la orden desde el gobierno del Poder Judicial: “Denles a los medios una nota. Nada de reportajes ni trascendidos ni algo parecido. Si alguno se retoba, avisen y le quitamos la pauta publicitaria”.
Es bueno pensar en lo que se viene. Tiene varias aristas. La primera: quedó descolocado el juez de cuarta (Ramón Tarchini Saavedra), porque no puede equivocarse tanto al ver dolosa a una cuestión que el tribunal de alzada le dice que era culposa. La verdad, no se necesita mucha ciencia ni ser un erudito en Derecho Penal para darse cuenta que éste juez (el de cuarta) vio mal el caso porque no sabe nada de nada, ni de la tragedia ni de la negligencia ni de la mala intención.
Dicen que el camarista Basbús pegó el grito: “Que se cague el Negro (por el juez de cuarta) y que pague porque no quiso dictarle el sobreseimiento en la causa a Daives".
Otra arista. El jefe de Gabinete, Elías Suárez, siempre pensó que era bueno que el tema de los asesinados en el Penal de Varones se lo llevara puesto a Daives. Bueno, ahora lo tiene a tiro, en razón de que al transformarse la calificativa en culposa, es cuestión de tiempo, ya que los familiares de las víctimas (querellantes) podrán insistir en la imputación al ministro acusándolo, por ejemplo, de que no realizó ninguna diligencia para satisfacer las necesidades de la cárcel.
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