Ramiro López Bustos
Arriba, lugar donde estarán las torres. Abajo, Ramiro López Bustos.
En el año 83, con la llegada de la democracia, una de las primeras ordenanzas municipales fue la derogación de la ordenanza de retranqueo que regía para el microcentro de nuestra ciudad. Esta derogación se logró como consecuencia de las presiones e intereses mezquinos de algunos frentistas del centro de la ciudad.
Quienes sancionaron la ordenanza de retranqueo, en la década del 70, lo hicieron pensando en una ciudad a futuro, quizás a 80 o 100 años, lo que permitiría tener veredas más anchas, arboladas y que permitiría a los vecinos caminar con mayor seguridad, suponiendo -aquellos años-, en el aumento del parque automotor y también poblacional.
Hoy, a casi 27 años de este lamentable hecho, los ejemplos están a la vista. Veredas estrechas, poco arboladas y la casi imposibilidad de transitar libremente, con los riesgos que se tiene de caminar a los bordes de las calles.
Hoy, nuevamente estamos en presencia de otro error histórico: el proyecto de construcción de dos torres de 15 y 22 pisos en el antiguo predio de la escuela de Comercio, en la calle 24 de Septiembre al 100, con salida a la avenida Belgrano
Esto es una muestra palmaria de la poca visión de ciudad que tienen nuestros gobernantes. No sólo poca visión, sino también la ligereza de realizar un emplazamiento de esta naturaleza, sin hacer las consultas a especialistas en urbanismo.
Dos torres de ese porte en el centro neurálgico de nuestra ciudad, sobre todo tratándose de oficinas públicas, como son los ministerios de Economía y Educación, implican congestionar en todo aspecto, aún más nuestro antiguo y estrecho casco céntrico.
Las ciudades de Salta y San Luis, de un trazado similar al nuestro, han trasladado las oficinas públicas a centros cívicos más alejados del centro, lo que permite una mejor circulación, un acceso más rápido y el desarrollo urbanístico de sectores más periféricos.
Este proyecto de las torres, que fue presentado a través de los medios en el curso de este mes, ya venía gestándose desde hace tiempo, ya que hace tres años fueron expropiadas por ley tres propiedades de la esquina de 9 de Julio y Belgrano. Una ley que, en esa oportunidad, fue enviada por el Ejecutivo, sin mayores fundamentos, decía que en ese lugar expropiado funcionaría un especio verde.
Sólo unos pocos diputados de ese entonces nos opusimos al proyecto, ya que considerábamos esa ley como una verdadera usurpación de la propiedad privada.
Llama la atención que este proyecto sea presentado como un hecho consumado, con un presupuesto financiado por el Banco Mundial que supera los 60 millones de dólares. También llaman la atención los fundamentos para su realización: mejora de las condiciones laborales, unificación de todos los organismos que dependen de Economía y Educación, etc., fundamentos ciertos, pero que no hacen al fondo de la cuestión, ya que la ubicación es el problema.
Ahora bien, lo que pregunto y se preguntan muchos vecinos de nuestra ciudad es sobre ¿cuáles son las razones reales de este emplazamiento? ¿Por qué no se hicieron las consultas a consejos profesionales para asesorarse sobre el impacto urbanístico?
El financiamiento lo hará el Baco Mundial con un crédito de 60 millones de dólares. ¿Quién será el deudor? ¿La Nación o la provincia?
Si el complejo a construir es con una tecnología moderna, ¿cuál será el costo de mantenimiento?
Sin lugar a dudas, muchos interrogantes sobre una sobre que, a no dudarlo, impactará negativamente en el centro de la ciudad, y muchas incógnitas acerca del abultado presupuesto y su posterior mantenimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario