domingo, 16 de mayo de 2010

La comuna no cumple con su deber

Postal repetida de la ciudad, basural en la Colón.
En forma voluntaria, desde hace dos o tres gobiernos la municipalidad de la capital ha dejado de cumplir varias de las tareas que le corresponden, se olvidó de su poder de policía y muchos de sus empleados y obreros hace varios años que tampoco trabajan, escudados en que son del mismo partido que el intendente.
Lo peor de todo es el abandono de algunas funciones esenciales para el correcto funcionamiento de la ciudad. Hace largos años que en el Tribunal de Faltas no se recibe la multa a un solo colectivo. Para los inspectores de la comuna, no pasan los semáforos en rojo, no sobrepasan los límites de la velocidad, jamás están sucios, nunca se atrasan, sus choferes siempre están correctamente vestidos, las unidades no tienen un solo agujero.
Los únicos que al parecer cometen infracciones en Santiago son los remiseros que, como no son suegros o ex suegros de nadie importante, reciben todas las multas de los inspectores de tránsito. Y, muy de vez en cuando, los motociclistas, a los que se trata de sorprender sin el casco correspondiente en procedimientos tan raros e infrecuentes, que cuando se hacen se publican en los diarios.
¿Alguien sabe dónde trabajan los inspectores de obras privadas, que antaño eran tan molestos e incorruptibles? ¿Alguien sabe cuándo se inspeccionaron todos los edificios que se construyen por la ciudad en los últimos tiempos? Muchos de los grandes edificios que se erigen en la ciudad, han sido habilitados mediante un recurso de amparo porque no pasarían ni siquiera una inspección visual de un estudiante de la Industrial si los técnicos municipales encargados de esa tarea lo hicieran como corresponde.
Lo cierto es que poco se puede hacer en una ciudad abandonada a la buena de Dios: no es infrecuente ver los semáforos apagados o con un foco que no funciona, hace muchos años que no se pintan las sendas peatonales en las esquinas, apenas aparece un cartel dañado, se acusa a la oposición de ser la autora, cualquiera construye donde quiere, como quiere, si respeta la línea de edificación parece que lo demás no importara, las mesas de algunas confiterías nocturnas de la Roca, propiedad de parientes de altos funcionarios del Poder Judicial no dejan ni un solo resquicio para los peatones.
Según sus funcionarios la municipalidad está para las grandes obras, no para cuidar de la higiene y el orden en la ciudad. La municipalidad sólo sirve para que empresas constructoras o proveedoras de los parientes del intendente se enriquezcan con una voracidad indigna de un político. Delitos de los que un día y otro han de dar cuenta. 
Si hay justicia, claro.

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